viernes, 26 de abril de 2019

Viernes 26 de abril de 2019.

“Lo correcto es lo correcto, aunque no lo haga nadie. Lo que está mal está mal, aunque todo el mundo se equivoque al respecto”. (G. K. Chesterton).  


Vamos a ver si hoy disfrutamos de un buen día de primavera, vamos a tener sol desde las 07:09 horas hasta las 20:48, y con esa esperanza empezamos el día.
Ayer, durante el café de media tarde no hubo más remedio que hablar de las elecciones, y afortunadamente éramos de posturas diferentes por lo que la conversación fue no solo agradable sino que también fructífera. Mi posición se escabullía por “los cerros de Úbeda”, pues yo veo el mismo problema con el próximo gobierno, sea el que sea.
Y es que viendo la campaña electoral el próximo gobierno va a excluir a las personas, y no creo que sea por descuido, sino que se puede desprender de los principios básicos que todos los partidos tienen sobre como entienden que se debe llevar acabo el pensamiento público.
La clase de pensamiento que se esta viendo es el que trata de lograr una sociedad que se base en la simplicidad y la perfección. Este enfoque que funciona muy bien para la tecnología y que nos facilita mucho la vida, no es la clave de todas las cosas buenas.
Si miramos la campaña electoral veremos que toda esta enfocada para facilitar que consigamos lo que queramos. En el fondo, el problema es que las formas modernas de pensar ignoran demasiadas cosas. Al concentrarse en lo que es efectivo y demostrable, nos distraen de otras cosas que son menos tangibles pero más importantes. Son muy buenos para decirnos cómo alcanzar objetivos materiales que pueden especificarse numéricamente, pero no pueden lidiar con preguntas como; ¿cómo vivir una vida que valga la pena vivir? Cómo nos van a contestar si solo ven al hombre como un objeto material.
Los gobiernos de momento están pensados para organizar la sociedad de forma que todos tengamos todos los bienes materiales que nos sea posible conseguir. Pero supongamos que eso no es lo que la gente quiere. Supongamos que quieren relaciones humanas. Que buscan lo bueno, lo bello y lo verdadero. Que buscan comprender el sentido de sus vidas. Estará preparado el próximo gobierno para darnos algo parecido.
Para que un gobierno nos pudiera facilitar una vida mejor, más plena, necesitaría tener una idea más completa hombre. Y eso puede ser difícil. El hombre es complejo, y es difícil decir qué es o como resolver sus diversos matices. Es físico, además de intelectual y espiritual. Es libre y restringido, social y rebelde, terrenal y abierto a lo trascendente. El resultado es que está incompleto, inconstante y ambiguo.
¿Cómo se puede poner en orden tal ser, que es, después de todo, el propósito del gobierno y, de hecho, de la moral?
Es un problema complejo, pero el hombre ha tenido mucha experiencia al tratar con él. Además, no todos los problemas son difíciles. Algunas cosas son obviamente naturales, otras evidentemente necesarias para un estilo de vida decente. Solo tenemos que pensar un poco y mirar a nuestro alrededor y encontraremos ejemplos de situaciones de lo más simples que los gobiernos se dedican a complicar y enmarañar. La familia, por ejemplo, algo tan básico que debería ser una preocupación obvia de todos los gobiernos.
Pero hoy, en cambio, lo que encontramos son unos gobiernos que hacen todo lo posible por eliminar hábitos y actitudes que apoyan la vida familiar estable y funcional, se olvidan de que el matrimonio es una institución básica, que los sexos son diferentes y las diferencias deben tenerse en cuenta para comprender sus vidas juntos.
Y si miramos un poco el tema cultural, se pone peor, casi todos estaremos de acuerdo en que la cultura debe ser metódica y coherente para que pueda funcionar como algo más que una mezcla de prejuicios irracionales, pero para eso se necesita conocer y dominar nuestra vida común, lo que somos, de donde procedemos y hacia dónde nos queremos dirigir como sociedad. Y para todo esto se necesita conocer como son y dónde están los límites, nuestros límites.
La respuesta de un gobierno moderno no es otra que hacer todo lo que pueda para interrumpir la coherencia cultural que ya tenemos sin querer ver ningún tipo de límite, de línea que no se deba traspasar.
Hoy los gobiernos son más poderosos y activos que nunca. Están respaldados por una  clase educada sumamente segura de sí misma que domina la vida social más a fondo que cualquier otra élite anterior. Y si recordamos y mi memoria no me falla, creo que fue Confucio quien ya comentó en su época algo parecido a lo siguiente: “puedes despojar a los Tres Ejércitos de su comandante en jefe, pero no puedes privar a los campesinos más humildes de su opinión”. Eso ya no es cierto. Después de unos cuantos años de propaganda electrónica moderna, el campesino moderno tiene una opinión manipulada.
Ese es un gran problema. El primer paso para enfrentarlo es reconocer lo que es, y para ello, habría que tomar alguna iniciativa; con su realismo, conocimiento del hombre, aceptación de la naturaleza y capacidad de mantener una perspectiva independiente.
En los últimos años no he visto ninguna a nivel político. Eso debería cambiar.

Feliz Día.

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