viernes, 19 de abril de 2019

Viernes 19 de abril de 2019.


Lo correcto es lo correcto, aunque no lo haga nadie. Lo que está mal está mal, aunque todo el mundo se equivoque al respecto”. (G. K. Chesterton).

Hoy como ayer parece que no vamos a ver el sol, aunque desde la 07:18 horas se encontrará detrás de las nubes esperando un pequeño agujero para alumbrarnos, lo intentará hasta las 20:41 horas.
Ayer, en el café de media tarde surgió en la conversación la rapidez con la que se han recaudado los millones de euros necesarios para la reconstrucción de Notre Dame mientras la gente se muere de hambre, y no encontré justo meter los dos temas en el mismo “saco”.
Mi opinión era que el problema de la pobreza y del hambre en el mundo no se arregla con una donación, creo que es un problema de desarrollo y que requiere un flujo permanente de recursos. Voy a repetir ahora el ejemplo que expuse ayer; ¿de qué serviría la donación de un hospital a un país que no contara con los recursos para mantenerlo, pagar sueldos, comprar medicinas...? Hacer funcionar un hospital en no mucho tiempo es más caro que el hospital mismo.
Si nos encontramos con el problema del hambre en el mundo no se debe al hecho de no poder producir la suficiente comida para todos, todos sabemos la cantidad de comida que se tira y la que se destruye muchas veces para mantener los precios, mientras que en otros lugares hay personas que mueren de hambre o sufren mal nutrición. Tampoco se debe a que no la podamos distribuir pues poseemos los medios suficientes para ello, solo tenemos que darnos cuenta lo poco que cuesta desplazar y distribuir cualquier producto procedente de China o traer productos agrícolas a nuestras tiendas de la otra parte del mundo.
Yo creo que esta lo suficientemente claro que el problema del hambre en el mundo no puede solucionarse sólo con el aumento de la producción, pues esta es más que suficiente para alimentar a las personas que sufren y mueren de hambre, lo cual tengo que decir que es un verdadero escándalo.
Nos falta voluntad, aunque tampoco sería suficiente la buena voluntad para solucionar este problema, puesto que no hay que olvidar la especulación económica, que en este momento condiciona el precio de los alimentos, tratándolos como cualquier otra mercancía y olvidando su destino primario.
Hay que buscar la solución, según mi opinión, en colocar la dignidad humana donde debe estar, mientras no comprendamos lo que se significa la dignidad humana se pueden hacer pocas cosas. Mientras la dignidad humana no sea el pilar sobre el cual construir estructuras capaces de rellenar las diferencias que existen entre las personas, no se conseguirá nada. No hay nada que hacer mientras se mantenga la lógica del poder de unos pocos, que excluyen a la mayoría de la población mundial y generan pobreza y marginación, disgregación social y corrupción.
Entonces, siguiendo este razonamiento, me encuentro con que el verdadero problema es de convicciones y valores. No se trata de tener un poco de compasión o tal vez de que se nos invite de vez en cuando a compartir o a ayudar con un donativo a superar las adversidades que se presenten. Significa más bien estar dispuestos a compartirlo todo y a decidirse a ser buenos samaritanos, en vez de personas indiferentes ante las necesidades de los demás. Sólo esta conversión solucionará el problema del hambre en el mundo.
No tengo más remedio que reconocer que el mundo está en desorden, porque si lo analizamos un poco nuestro corazón está desordenado, porque le falta el amor que podría mostrarle el camino hacia la justicia. Mientras el ser humano no reconozca esta carencia, podemos hablar mucho de solidaridad, pero es mentira, porque esa solidaridad no pasa de ser un simple parche.
Feliz Día.

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