“Lo
correcto es lo correcto, aunque no lo haga nadie. Lo que está mal
está mal, aunque todo el mundo se equivoque al respecto”. (G.
K. Chesterton).
Me
parece que tampoco vamos a ver el sol en todo el día de hoy, pero
amanecerá a las 07:14 horas y el ocaso será a las 20:44 horas, un
lunes de Pascua triste.
Si
he oído bien esta semana va de debates, supongo que políticos, y
puede que estén bien si se olvida imponer silencio a algunas
opiniones. Lo malo en imponer silencio a la expresión de opiniones
radica en que supone un robo a todos los que nos interesa ver
cualquier punto de vista, también es un robo a los que están en
contra y a los que la sustentan. Veamos, si esa opinión es justa se
les priva de la oportunidad de dejar el error por la verdad, si es
falsa, pierden lo que es un beneficio no menos grande: una percepción
más clara y una impresión más viva de la verdad, producida por su
choque con el error.
Pensaba
que la ley protegería a los que piensan diferente, a los disidentes
y a los escépticos de los ataques pensados para intimidarlos o
silenciarlos, por la simple razón de que la verdad y los argumentos
deben ser sagrados y deben protegerse de quienes buscan suprimirlos.
Además, pensaba que la opinión pública estaba totalmente del lado
de la ley, lista para avergonzar a quienes asumieran el derecho de
silenciar a sus oponentes, independientemente del motivo de la
discusión y de cuan extremas y absurdas fueran las visiones
expuestas.
Pero,
todo eso está cambiando hoy en día. He visto que constituye un
delito incitar al odio hacia grupos religiosos y raciales. Tengo la
opinión de que la expresión "incitar al odio" no sólo
está cargada de implicaciones sino que además es indefinida.
¿Acaso incito al odio hacia un grupo religioso cuando critico sus
creencias abiertamente? Creo que según la ley, debería usar
"palabras y comportamiento amenazantes" y también debería
tener la intención de incitar al odio.
La
duda me surge, ¿ofender es motivo suficiente para condenar a alguien
por un delito? Pensaba yo que la respuesta correcta a palabras
ofensivas es ignorarlas o contestar con una reprimenda. Pienso que si
tengo que invocar la ley, después de todo, debería ser para
proteger a quienes ofenden, pero no a los que se ofenden. Ahora
parece que es al revés.
Voy
a intentar aclararme un poco, no es la mentira la que provoca la
mayor de las ofensas, sino la verdad. Una persona puede soportar
insultos y abusos cuando sabe que son falsos. Pero si los comentarios
que te ofenden son verdaderos, esa verdad se convierte en un puñal
en el alma y gritas "¡mentira!" en tu tono más elevado y
sabes que debes silenciar a los portavoces.
Eso
es lo que pienso que esta sucediendo en muchos temas. Cuando la gente
inventa una fobia para explicar todas las críticas, no es ese tipo
de abuso el que tiene en mente. Se quiere ocultar la verdad para
gritar "¡mentira!" ante las críticas y silenciar todo
intento de discusión. Veo que los verdaderos problemas que tienen
algunas ideas no quieren someterse a discusión.
La
libertad de expresión no es la causa de las tensiones que están
surgiendo entre nosotros, sino que es la única solución posible
para ellas. Si nuestros gobernantes quieren erradicar muchos
extremismos, entonces, deberían estar alentando a las personas para
que debatan sobre ese tema abiertamente, sin tener en cuenta quien
pueda ofenderse.
Utilizar
constantemente la “incitación al odio” para callar a nuestros
oponentes no es una solución honesta pues conlleva verdaderos costos
sociales, sobre todo para quienes ocupan un cargo público, pues el
miedo a la acusación, a quedarse al margen de la gente, a no estar
implacablemente del lado de la opinión generalmente aceptada, hace
que se retraiga la verdadera libertad de expresión.
Los
políticos no han hecho un análisis suficiente de lo que querían
decir con "incitar al odio". Es por este preciso motivo
que deberían haber tenido cuidado a la hora de incorporar frases
ambiguas que podrían utilizarse para silenciar un debate. Podemos no
estar de acuerdo con una opinión, pero de ello no puede surgir la
acusación de que por decirlo han incitado al odio. Sin importar cuan
equivocada pueda ser su opinión, constituye un aporte legítimo al
debate público que tanto se necesita hoy en día, un debate que no
tendrá lugar ahora por ser tan feroz la condena a quienes difieren
de la opinión permitida.
Entonces,
¿cuál sería el rol de la ley a la hora de controlar el foro del
debate público? Me parece que no debería criminalizar opiniones
que ofenden a otros, sino proteger a quienes las expresan. ¿Cómo
descubriré quién tiene razón? Seguramente considerando los
argumentos, poniendo las opiniones antagónicas en la balanza de un
debate razonable y alentando la libertad de expresión de opiniones
contrarias.
De
eso se trata la libertad de expresión y el motivo por el cual la ley
se propone protegerla. La verdad surge a partir de nuestros numerosos
errores y tanto los errores como la verdad deben protegerse. Sin
embargo, el disconforme ahora queda expuesto a la intimidación y al
abuso públicos en una escala inconcebible antes de la invención de
Internet.
Sobre
algunos temas ya no hay posibilidad de un debate libre en ninguna
parte, por lo que nunca sabremos quién tiene razón si los que
discrepan o quienes intentan silenciarlos.
Feliz
Día.
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