viernes, 12 de abril de 2019

Viernes 12 de abril de 2019.

“Lo correcto es lo correcto, aunque no lo haga nadie. Lo que está mal está mal, aunque todo el mundo se equivoque al respecto”. (G. K. Chesterton). 

A estas horas ya puedo asegurar que vamos a tener un buen día, tal vez cuando amanezca a las 07:28 horas lo pueda certificar, ahora bien, hasta las 20:34 horas cuando se nos hayan terminado las horas de sol habrá tiempo más que suficiente para que mejore o se mantenga este buen día de primavera.
Dije ayer que intentaría no mencionar nada de política pero es complicado sobre todo si consideramos que el hombre debe salir de sí para buscar lo que necesita, es esa tendencia que tenemos en buscar aquello que nos ayuda a perfeccionarnos y que colabora a completarnos. Tendemos a orientarnos hacia lo que consideramos bueno, pero esa tendencia como ya supondréis es de doble dirección, si algo es bueno para mi también debería serlo para mi vecino y si no somos egoístas, que no deberíamos serlo, deberíamos de buscar el bien también para los demás lo que nos haría también felices a nosotros.   
Buscar el bien común y hacer honradamente política son dos cosas con muy poca diferencia, si encontramos o sabemos que algo es bueno y lo ofrecemos o lo mostramos a los demás estaremos mejorando no solo nuestra vida sino también al resto de la sociedad que es lo que deberían de pretender los políticos.
Aunque claro para hacer eso deberíamos de ser bondadosos, incluidos los políticos, y sobre todo generosos. Pero ¿Qué es generosidad? ¿Es dar limosna a un pobre en la calle? ¿Es utilizar nuestro tiempo en obras de caridad? Pues si. Definitivamente eso es generosidad, pero también es generosidad pensar y actuar hacia los demás, hacia fuera. No hacia adentro.
Si nos detenemos un poco, a repasar lo que entendemos por generosidad nos daremos cuenta rápidamente que es un concepto que poco a poco se ha ido perdiendo, porque en esta sociedad a veces creemos que cuando alguien nos da algo por nada, es que hay una intención detrás, pero todo lo bueno que hay en la vida de las personas es fruto de la entrega generosa de alguien, y eso bueno se ha obtenido no a base de acumular bienes materiales ni mucho menos de arrebatarlos, sino a base de cariño a los demás y de olvido propio, a base de sacrificio.
Cuando se entrega lo que sólo uno puede dar y que no puede comprarse en ningún centro comercial, es cuando comprendemos y sobre todo, entendemos y vivimos la generosidad en su más profundo sentido: la entrega de sí mismo.
Siempre es más fácil hacer un acto grandioso por el cual nos admiren, que simplemente darnos a los demás sin obtener ninguna notoriedad. Y es que todos tendemos a buscar nuestro propio brillo, la propia satisfacción, el sobresalir sobre los demás y solemos evitar el dar nuestro brillo a los demás.
Dar sin esperar nada a cambio, entregar la vida, volcarse a los demás, ayudar a los que nos necesitan, dar consuelo a los que sufren, eso es generosidad. Y no debería de ser un valor pasado de moda. Seguramente cuando seamos generosos nadie nos dará un aplauso, o una medalla por hacerlo, pero hay que intentar serlo, el brillo no importa.
Ser generosos aunque hoy en día inusual, no es difícil y también es parte de nuestra naturaleza.

Feliz Día.

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