“Lo
correcto es lo correcto, aunque no lo haga nadie. Lo que está mal está mal,
aunque todo el mundo se equivoque al respecto”.
(G.
K. Chesterton).
A estas horas ya puedo asegurar que vamos
a tener un buen día, tal vez cuando amanezca a las 07:28 horas lo pueda certificar, ahora bien, hasta las 20:34 horas cuando se nos hayan
terminado las horas de sol habrá tiempo más que suficiente para que mejore o se
mantenga este buen día de primavera.
Dije ayer que intentaría no mencionar nada de política
pero es complicado sobre todo si consideramos que el hombre debe salir de sí
para buscar lo que necesita, es esa tendencia que tenemos en buscar aquello que
nos ayuda a perfeccionarnos y que colabora a completarnos. Tendemos a
orientarnos hacia lo que consideramos bueno, pero esa tendencia como ya
supondréis es de doble dirección, si algo es bueno para mi también debería serlo para
mi vecino y si no somos egoístas, que no deberíamos serlo, deberíamos de buscar
el bien también para los demás lo que nos haría también felices a nosotros.
Buscar el bien común y hacer honradamente política
son dos cosas con muy poca diferencia, si encontramos o sabemos que algo es
bueno y lo ofrecemos o lo mostramos a los demás estaremos mejorando no solo
nuestra vida sino también al resto de la sociedad que es lo que deberían de
pretender los políticos.
Aunque claro para hacer eso deberíamos de ser
bondadosos, incluidos los políticos, y sobre todo generosos. Pero ¿Qué es
generosidad? ¿Es dar limosna a un pobre en la calle? ¿Es utilizar nuestro tiempo
en obras de caridad? Pues si. Definitivamente eso es generosidad, pero también
es generosidad pensar y actuar hacia los demás, hacia fuera. No hacia adentro.
Si nos detenemos un poco, a repasar lo que
entendemos por generosidad nos daremos cuenta rápidamente que es un concepto
que poco a poco se ha ido perdiendo, porque en esta sociedad a veces creemos
que cuando alguien nos da algo por nada, es que hay una intención detrás, pero
todo lo bueno que hay en la vida de las personas es fruto de la entrega
generosa de alguien, y eso bueno se ha obtenido no a base de acumular bienes
materiales ni mucho menos de arrebatarlos, sino a base de cariño a los demás y
de olvido propio, a base de sacrificio.
Cuando se entrega lo que sólo uno puede dar y que
no puede comprarse en ningún centro comercial, es cuando comprendemos y sobre
todo, entendemos y vivimos la generosidad en su más profundo sentido: la
entrega de sí mismo.
Siempre es más fácil hacer un acto grandioso por el
cual nos admiren, que simplemente darnos a los demás sin obtener ninguna notoriedad.
Y es que todos tendemos a buscar nuestro propio brillo, la propia satisfacción,
el sobresalir sobre los demás y solemos evitar el dar nuestro brillo a los
demás.
Dar sin esperar nada a cambio, entregar la vida,
volcarse a los demás, ayudar a los que nos necesitan, dar consuelo a los que
sufren, eso es generosidad. Y no debería de ser un valor pasado de moda. Seguramente
cuando seamos generosos nadie nos dará un aplauso, o una medalla por hacerlo,
pero hay que intentar serlo, el brillo no importa.
Ser generosos aunque hoy en día inusual, no es
difícil y también es parte de nuestra naturaleza.
Feliz Día.
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