lunes, 29 de abril de 2019

Lunes 29 de abril de 2019.

“Lo correcto es lo correcto, aunque no lo haga nadie. Lo que está mal está mal, aunque todo el mundo se equivoque al respecto”. (G. K. Chesterton).  

En este día de resaca electoral el sol nos saldrá a las 07:05 horas y nos alumbrará hasta las 20:51, vamos a esperar que ilumine a nuestros políticos para que cumplan con responsabilidad la complicada tarea de gobernar.
No voy a analizar los resultados ahora, pues ya habrá tiempo, en cambio si que me gustaría recordar a nuestros diputados para que lo tengan en cuenta en esta legislatura que la política no es la descalificación, sino la proposición de medidas que puedan beneficiar a los ciudadanos. Que se acuerden que el buen político, la etimología de la palabra lo dice, es el que se ocupa y preocupa de los ciudadanos. O sea, el que tiene vocación de servicio.
Lo recuerdo, cuando supongo que no haría falta, puesto que se presentaron sabiendo cual debería ser su misión, gobernar. Les voy a recordar, ahora con poco más de énfasis a los que ya han sido elegidos que la palabra gobierno procede del griego. Y que en su origen significaba “pilotar un barco”. El símil por lo tanto es claro; una nación es como un barco en el que hay todo tipo de personas y el objetivo del barco es llegar a buen puerto.
Pero, es necesario que a bordo haya un poco de orden, y que los pasajeros se respeten unos a otros. Y, la función del piloto es precisamente que el barco no sólo no se hunda, sino que navegue con la mayor tranquilidad posible. Sea quién sea el piloto de este gobierno, importa que todos podamos vivir en paz.
Hoy, quiero desear lo mejor a los que nos gobernaran para que podamos vivir una vida tranquila y sobre todo apacible. Indudablemente, para vivir con paz y tranquilidad se necesita que todos tengamos cubiertas nuestras necesidades básicas y que se respeten los derechos individuales y sociales. Esperemos que el parlamento de la nación dicte leyes en este sentido.
Ya se que cuando nos centremos en lo concreto, las soluciones que se presentaran podrán discrepar. Pero cuando el objetivo está claro, la solución que toma la mayoría (si es por consenso, mejor) no tiene que ser perjudicial para las minorías.
La campaña no ha sido muy elegante, pero se acabó. Ya que hemos votado un parlamento pidamos para que el diálogo, el respetar y escuchar al otro, el integrar lo bueno de las propuestas del otro, o sea, el parlamentar, sea lo habitual.
¡Por pedir que no quede!

Feliz Día

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