“Lo
correcto es lo correcto, aunque no lo haga nadie. Lo que está mal está mal, aunque
todo el mundo se equivoque al respecto”. (G.
K. Chesterton).
Vamos a tener sol desde las 07:24 horas hasta las 20:37
en este lunes de Semana Santa, un día en el que como todos los lunes nos vamos
a tener que esforzar un poco para ir cogiendo nuestro ritmo diario.
Para muchas personas comienza una semana muy
especial. Tan especial que la Iglesia la llama la semana “santa”. Hay que
recordar que se conmemora lo que es el centro de la
fe cristiana. Si nos acordamos o repasamos el Credo veremos que Jesucristo
murió (viernes santo), fue sepultado (sábado santo) y resucitó al tercer día
(domingo de resurrección).
Para ver la importancia que tienen estos días para
los cristianos hay que tener en cuenta que no se conmemoran estos hechos como
quien hace un repaso a una historia que sucedió hace dos mil años, sino que en
los actos litúrgicos se experimenta ahora esa realidad. Si fuese un simple recuerdo,
bastaría con poner en marcha los ritos de todos los años, como una representación
de una obra de teatro, pero no: ¡Es una experiencia que acontece hoy, que
afecta al presente! Lo importante de esta semana no es el recordar con tristeza
lo que Cristo padeció, sino entender por qué murió y resucitó.
Una semana sin duda especial y diferente en muchas
de nuestras ciudades, ya hemos visto como han empezado a desfilar los pasos de
Semana Santa. Hemos empezado ya con la música de los tambores, las velas, las
túnicas, y, sobre todo, las imágenes, a veces de un realismo espeluznante que
nos pueden llegar a conmover ante el sentido de pertenencia a una fe, pero
también a una cultura muy arraigada en nuestro país.
Junto a esos pasos que vamos a ver en las
procesiones existen otros que no llevan ni velas ni flores ni mantos, son los
otros pasos, los que no van en andas ni encuentran costaleros que arrimen el
hombro. No tienen lágrimas de cera, las tienen de verdad. Pasan por nuestras
calles todos los días del año, tan desapercibidos, que a veces ni los miramos.
Es ya tanta la frecuencia que apenas nos conmueven.
Acordémonos de ellos, son lo que no saben qué les
deparará este nuevo día, los que parece que no tienen ningún derecho y que no
saben qué va a ser de ellos y de los suyos, son los que buscan un lugar en nuestra
sociedad, los ancianos que sienten que son un estorbo…
No hay que olvidarse de esas otras procesiones que
siguen pasando todas las semanas del año por delante de nuestras casas y que
nos dicen lo mismo.
Feliz Día.
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