domingo, 21 de abril de 2019

Domingo 21 de abril de 2019.


Lo correcto es lo correcto, aunque no lo haga nadie. Lo que está mal está mal, aunque todo el mundo se equivoque al respecto”. (G. K. Chesterton). 

Esta claro que se nos marchado la Semana Santa y no hemos podido ver el sol, hoy tampoco, y eso que ha acudido a su cita todos los días, hoy lo volverá a hacer a las 07:16 horas y se marchará a las 20:43, menos mal que su insistencia al final tendrá su recompensa y tal vez después de Pascua ya esté otra vez con nosotros.
Los días grises y de lluvia parece como si nos invitarán al silencio y a la reflexión: de repente el día se nos hace más corto y la lluvia nos obliga a no realizar lo que teníamos pensado, nos quedamos en casa más de lo normal y pensamos, lo que siempre esta bien.
Y, estos días he reflexionado sobre el hecho de que varias de mis personas favoritas son agnósticos, amigos y amigas que veo que se enfrentan a la vida con honestidad y coraje sin fe en un Dios personal. Son en realidad mayormente estoicos, que han llegado a la conclusión de que Dios pudiera no existir y que quizás la muerte sea el final para todos.
Veo esto, en personas que admiro profundamente y quienes tienen mucho que enseñar sobre el significado de escuchar y respetar el alma humana.
Pero aquí hay algo que no admiro: mientras que enfrentan con valentía lo que supondría para mi el que Dios no existiera y la muerte acabara con mi existencia personal, ellos no se plantean la pregunta de si Dios existiera y con la muerte no acabara nuestra existencia personal, con la misma valentía. ¿Y si Dios existe y los postulados de mi fe son verdaderos? También deberían plantearse esta pregunta.
Yo creo que Dios existe, no porque nunca haya tenido dudas, o porque haya crecido y haya sido criado por personas cuyas vidas les hizo ver la vida de esa manera, o porque constantemente a lo largo de la historia una amplia mayoría de la gente que vive en este planeta crea en Dios. Yo creo que existe un Dios personal por más razones de las que soy capaz de nombrar: lo que hay en mi propio corazón que nunca me ha dejado de decir que hay algo más; la asombrosa profundidad y las enseñanzas de Jesus, las profundas apreciaciones que hay en otras religiones; la experiencia mística de incontables personas; mi sentido de conexión con los seres queridos que han fallecido; las cosas que se por intuición y que van más allá de toda lógica racional; el hecho de que la esperanza nunca muere, el inquebrantable imperativo que sentimos dentro de nosotros mismos de reconciliarnos con otros antes de morir; y si, la infinita hondura del corazón humano.
Creo que Dios existe porque esa fe ya nos trasforma; al menos en la medida en que nosotros la trabajamos. La existencia de Dios se demuestra verdadera en la medida en que la tomamos en serio y vivimos nuestras vidas frente a ella. En pocas palabras, estoy feliz y en paz en la medida exacta en que me arriesgo, explícita o implícitamente, a vivir una vida creyendo en Dios.
Nada de esto, por supuesto, prueba la existencia de Dios con el tipo de prueba que encontramos en la ciencia o las matemáticas; pero a Dios no se le encuentra al final de una prueba empírica, una ecuación matemática, o un silogismo filosófico. A Dios se le encuentra viviendo una vida buena, honesta, misericordiosa, desinteresada, moral, y esto puede suceder dentro o fuera de la religión.
Pero hay una constante: estamos felices o tristes en proporción directa a nuestra fidelidad o infidelidad a lo que es uno, verdadero, bueno y hermoso. Lo sé por experiencia: Estoy feliz y en paz en la medida en que tomo en serio mi fe y la vivo con fidelidad; cuanto más fiel soy, más en paz estoy, y viceversa.
Unido a todo esto, hay que recordar que también hay una cierta "ley del karma", es decir, el universo nos devuelve moralmente exactamente lo que le damos. Lo que damos es lo que vamos a recibir. Si doy egoísmo, egoísmo es lo que recibiré; si doy amargura, eso es lo que encontraré a cada paso; por el contrario, si doy amor, gracia y perdón, me serán devueltos en la medida exacta en que los dí.
Las personas podemos ser muy inteligentes y saber muchas cosas, y sacar nuestras conclusiones pero la buena sabiduría se obtiene teniendo respeto a varias cosas: La sabiduría es tener un respeto por el conocimiento; la sabiduría es un respeto por la honestidad y la estética; y la sabiduría es un respeto por el misterio. Pero hay uno más; la sabiduría es un respeto por Alguien.
Feliz Día.

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