“Lo
correcto es lo correcto, aunque no lo haga nadie. Lo que está mal está mal,
aunque todo el mundo se equivoque al respecto”. (G. K. Chesterton).
Hoy vamos a tener sol desde las 06:37 horas
hasta las 21:21 horas, en un día que tiene todas las características para poder
considerarse un día de verano, y aunque aún falten algunos días no habría ningún
problema para poder decir que el verano ha llegado.
Pretender
sustituir el significado de la palabra verano por la de primavera ya sería otra
cuestión, aunque esa batalla del lenguaje la estamos viendo muchas veces. Ante
algunas nuevas realidades, que por cierto, suelen ser tan antiguas como el mundo,
se esta intentando cambiar el significado a palabras bien arraigadas en nuestra
cultura. Y a la vez, se pretende sustituir unas palabras por otras, en el intento
de hacer desaparecer algunos vocablos del lenguaje común.
Un
ejemplo bastante claro es el cambio en el registro civil de las palabras «padre/madre»,
por «progenitores a/b». Y si bien no se consigue que desaparezcan, al menos, se
esta intentando reducir su significado. Una manipulación que es incluso ridícula.
Tenemos
algunos ejemplos más, pero me llaman la atención hoy dos palabras; solidaridad
y caridad. Todos habremos oído hablar muchas
veces de “solidaridad”, y en cambio, la palabra «caridad» apenas si la oímos mencionar.
Cuando la “caridad” no solo incluye la “solidaridad” sino que además la
enriquece.
“Solidaridad”
es una palabra cultural y social que manifiesta una relación horizontal con los
demás componentes de nuestra sociedad. La “caridad”, palabra cristiana por excelencia,
lleva consigo un amor profundo y sincero a todos los seres humanos. El Diccionario
de la Lengua Española define así la palabra solidaridad. «Adhesión circunstancial
a la causa o a la empresa de otros».
Según
esta definición, además de los que procuran ayudar a los demás, pueden vivir la
solidaridad entre ellos los componentes de una banda mafiosa, por ejemplo; y
son igual de solidarios los que se confabulan para defraudar en un negocio a
clientes ingenuos; etc. No digamos de los “solidarios” que fueron en su día con
Hitler y Stalin los que les obedecieron sumisamente para llevar adelante
millones de asesinatos. Todas estas personas han borrado del horizonte de sus
vidas hasta la más mínima señal de caridad.
La
“caridad” es mucho más, consiste en amar al prójimo como a nosotros mismos y
para los cristianos, además, amar a Dios sobre todas las cosas. Estos
significados se intentan sustituir hoy en día con la palabra “solidaridad”.
Si
nos paramos un poco, nos daremos cuenta que son muy diferentes. ¿Vale la pena
sustituir una palabra por la otra? ¿No empobrecemos profundamente el lenguaje
cuando lo hacemos? Caridad- Solidaridad. Dos palabras distintas y con diferente
significado. No pretendamos dejar de hablar de Caridad y reducirlo todo a Solidaridad.
La
Caridad llega al corazón de los hombres que se ocupan, en cuerpo y alma, del
bien humano, material y espiritual, de los demás. Caridad, solidaridad. Cada
palabra en su sitio. La caridad siempre es solidaria porque transmite un gran amor
verdadero. La solidaridad, en la gran mayoría de los casos consigue, si acaso,
transmitir un poco de amor.
Feliz
Día.
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