“Lo correcto es lo correcto, aunque no lo haga
nadie. Lo que está mal está mal, aunque todo el mundo se equivoque al
respecto”. (G. K. Chesterton).
El
horario del sol para este sábado vuelve a ser el mismo que ayer, desde las 06:36
horas hasta las 21:24.
He
estado observando que el consumo de ansiolíticos y antidepresivos se ha
disparado en los últimos años y que cada vez nos encontramos con personas que
se sienten desgraciadas, por no hacer hincapié en que el suicidio se ha
convertido en la primera causa de mortalidad. Cada año se suicidan en España
alrededor de 3500 personas: unas diez al día. Y si hacemos caso de las
estadísticas, que calculan que por cada persona que se suicida hay otras veinte
que lo intentan el dato es para preocuparse.
El
número de suicidios triplica las muertes por accidentes de tráfico. Según la
Organización Mundial de la Salud, el suicidio es el problema de salud más grave
de Europa. Pero el suicidio es un tabú. De esto no se habla ni se hacen
campañas de concienciación. Silencio. El gobierno se gasta ingentes cantidades
de dinero en campañas contra el tabaco y contra los accidentes de tráfico. Pero
para prevenir el suicidio, no se gastan ni un duro. Y es uno de los principales
problemas sanitarios de España. Pero,
si lo pensamos un poco, el sufrimiento ¿es realmente un problema sanitario?
Sin
duda, si alguien sufre una depresión, lo primero que debe hacer es ponerse en
manos de su médico o de su psiquiatra; o acudir a un buen psicólogo. Aunque en
los últimos tiempos todo se quiere medicalizar, el problema del sufrimiento y
del dolor en la persona no es un problema exclusivamente médico.
Nuestra
sociedad está ansiosa por encontrar definitivamente la píldora de la felicidad
que resuelva todos nuestros problemas y nuestros padecimientos. En realidad,
las drogas no son sino un intento de acabar con el sufrimiento y de encontrar
la felicidad en unos paraísos artificiales que no son sino espejismos, que no nos
van a conducir a ningún sitio. Las drogas son otra manera de suicidarse.
Si
entramos en cualquier librería y nos detenemos ante los estantes veremos la
gran cantidad de libros de autoayuda que hay, pues la cuestión del sufrimiento,
del dolor, de la búsqueda de un sentido a la existencia y de un modo de ser
feliz ha sido uno de los temas centrales de la historia de la filosofía y uno
de los aspectos primordiales de las religiones. Esos libros no creo que nos
ayuden demasiado puesto que nos llevan a hacernos pensar que somos como dioses
y no lo somos ni lo seremos.
Hacernos
pensar que somos dueños de nosotros mismos y que podemos llegar a ser lo que
queramos hasta convertirnos en el centro del universo no va ha ser el camino a
seguir, porque como las drogas no nos llevarán a ningún sitio. Si nos hacen
pensar que las cosas no son lo que son, sino lo que yo siento que son, lo que
yo quiero que sean. Vamos a llegar a la locura, a la sinrazón y a la perdida de
la realidad que nos rodea.
Y
cuando uno no es capaz de distinguir la realidad de sus propias alucinaciones,
llegamos a una paranoia como la actual. Como decía Chesterton a principios del
siglo pasado, “llegará un momento en que
habrá que desenfundar la espada para defender que el pasto es verde”. Y ese
momento ya ha llegado. Hoy en día defender que el pasto es verde se ha
convertido en un acto de rebelión intolerable, un acto al que se le ataca por
todos los frentes. Es complicado llamar
al pan pan y al vino vino.
Feliz
Día.
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