sábado, 8 de junio de 2019

Sábado 8 de junio de 2019.

“Lo correcto es lo correcto, aunque no lo haga nadie. Lo que está mal está mal, aunque todo el mundo se equivoque al respecto”. (G. K. Chesterton). 

El horario del sol para este sábado vuelve a ser el mismo que ayer, desde las 06:36 horas hasta las 21:24.
He estado observando que el consumo de ansiolíticos y antidepresivos se ha disparado en los últimos años y que cada vez nos encontramos con personas que se sienten desgraciadas, por no hacer hincapié en que el suicidio se ha convertido en la primera causa de mortalidad. Cada año se suicidan en España alrededor de 3500 personas: unas diez al día. Y si hacemos caso de las estadísticas, que calculan que por cada persona que se suicida hay otras veinte que lo intentan el dato es para preocuparse.
El número de suicidios triplica las muertes por accidentes de tráfico. Según la Organización Mundial de la Salud, el suicidio es el problema de salud más grave de Europa. Pero el suicidio es un tabú. De esto no se habla ni se hacen campañas de concienciación. Silencio. El gobierno se gasta ingentes cantidades de dinero en campañas contra el tabaco y contra los accidentes de tráfico. Pero para prevenir el suicidio, no se gastan ni un duro. Y es uno de los principales problemas sanitarios de España. Pero, si lo pensamos un poco, el sufrimiento ¿es realmente un problema sanitario?
Sin duda, si alguien sufre una depresión, lo primero que debe hacer es ponerse en manos de su médico o de su psiquiatra; o acudir a un buen psicólogo. Aunque en los últimos tiempos todo se quiere medicalizar, el problema del sufrimiento y del dolor en la persona no es un problema exclusivamente médico.
Nuestra sociedad está ansiosa por encontrar definitivamente la píldora de la felicidad que resuelva todos nuestros problemas y nuestros padecimientos. En realidad, las drogas no son sino un intento de acabar con el sufrimiento y de encontrar la felicidad en unos paraísos artificiales que no son sino espejismos, que no nos van a conducir a ningún sitio. Las drogas son otra manera de suicidarse.
Si entramos en cualquier librería y nos detenemos ante los estantes veremos la gran cantidad de libros de autoayuda que hay, pues la cuestión del sufrimiento, del dolor, de la búsqueda de un sentido a la existencia y de un modo de ser feliz ha sido uno de los temas centrales de la historia de la filosofía y uno de los aspectos primordiales de las religiones. Esos libros no creo que nos ayuden demasiado puesto que nos llevan a hacernos pensar que somos como dioses y no lo somos ni lo seremos.
Hacernos pensar que somos dueños de nosotros mismos y que podemos llegar a ser lo que queramos hasta convertirnos en el centro del universo no va ha ser el camino a seguir, porque como las drogas no nos llevarán a ningún sitio. Si nos hacen pensar que las cosas no son lo que son, sino lo que yo siento que son, lo que yo quiero que sean. Vamos a llegar a la locura, a la sinrazón y a la perdida de la realidad que nos rodea.
Y cuando uno no es capaz de distinguir la realidad de sus propias alucinaciones, llegamos a una paranoia como la actual. Como decía Chesterton a principios del siglo pasado, “llegará un momento en que habrá que desenfundar la espada para defender que el pasto es verde”. Y ese momento ya ha llegado. Hoy en día defender que el pasto es verde se ha convertido en un acto de rebelión intolerable, un acto al que se le ataca por todos los frentes.  Es complicado llamar al pan pan y al vino vino.

Feliz Día.

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