“Lo
correcto es lo correcto, aunque no lo haga nadie. Lo que está mal está mal,
aunque todo el mundo se equivoque al respecto”. (G. K. Chesterton).
Aunque el fin de semana ya ha concluido, hoy nos
vamos a encontrar con un lunes festivo que nos permitirá seguir disfrutando, nos vamos a encontrar con el sol a las 06:37 horas y nos acompañará en este lunes hasta
las 21:30 horas.
Hemos pasado un fin de semana muy movido, con mucha
actividad, que no nos ha dejado tiempo para relajarnos, y solo ahora, una vez
pasadas unas horas, tenemos una visión de conjunto y somos capaces de darnos cuenta
de lo agradable que ha sido a pesar de lo agotados que nos hemos sentido muchas
veces.
Generalmente la carrera a pie es una actividad
deportiva muy individualista y nos resulta diferente cuando nos encontramos
ante un trabajo en equipo, en el que se requiere aportar y después conseguir, en
el que nuestra participación sólo tiene repercusión a nivel exterior si el
equipo consigue el objetivo. Nos hemos dedicado esencialmente a dar, en lugar
de pedir y de exigir, son matices de nuestra conducta que nos suelen pasar inadvertidos
pero que al final son importantes.
Muchas veces en nuestra forma de comportarnos, esperamos
que los demás nos den algo para empezar a movernos. Pero este no es un buen
camino a seguir, puesto que es un camino que está vacío, sin sentido, en el que
se está esperando recibir para después empezar a dar.
No nos damos cuenta que lo que hacemos es una
especie de negociación con los demás y de esta forma nadie puede llegar a
darnos gratuitamente nada, porque de entrada ya establecemos unas condiciones. Estamos
centrados en nosotros cuando deberíamos estar centrados en los demás.
La vocación de la persona es la de “servir”, no
para “servirse de”. Los demás deben darnos también, sí, pero eso no es de
nuestra incumbencia; lo nuestro es que debemos hacer lo que debemos hacer. Dejarnos
estar de si los demás hacen o no hacen. Centrarnos en dar. No necesariamente
tendremos una vida agradable, es verdad, pero sí que, habremos plantado una
semilla que tarde o temprano nos dará mucho más de lo que hemos dado. Y sí es
ser feliz, no es poco.
No tenemos que olvidar lo que tantas veces hemos oído;
que el camino para ser feliz, siempre es por la puerta estrecha y por un camino
angosto. Eso es, la lucha, el servicio, la humildad. Seamos quienes seamos.
Vayamos por donde vayamos. Nos abriremos la puerta de la felicidad.
Feliz Día.
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