“Lo
correcto es lo correcto, aunque no lo haga nadie. Lo que está mal está mal,
aunque todo el mundo se equivoque al respecto”.
(G.
K. Chesterton).
He disfrutado hace un momento de la salida del sol,
a las 07:12 horas he visto como amanecía, es curioso que un acontecimiento como
este que sucede todos los días nos resulte tan diferente y sorprendente cada
vez que lo observamos, pero no quisiera seguir por esta camino, otro día tal
vez. El sol nos acompañará hasta las 19:07 horas.
Aunque no debería de ser así, pero vamos a estar de
campaña electoral durante algunos meses a los que tendremos que añadir los
meses en los que se formarán los pactos para poder gobernar, por lo que vamos a
estar condicionados por una propaganda que por un lado intenta desfigurar la
realidad y que tratará de imponernos una supuesta realidad.
Ahora bien, si realizo un intento de desechar la
imagen que nos está proyectando la propaganda de los partidos políticos, ¿podré ver la realidad de las principales formaciones políticas? Me parece que es complicado.
Como saber que se esconde detrás de las
calificaciones que se usan constantemente, la propaganda califica a partidos “de
derecha”, a otros de “la derechona” ¿Qué es eso de derechona?, algún partido es
tachado de “la extrema derecha” a otro de “la extrema izquierda y a unos
cuantos “de populistas”.
Si nos dejamos dominar por la propaganda no vamos a
poder entender nada, aunque pienso que también es un error desentenderse de la
política por no hacer un esfuerzo en aclarar un poco nuestra visión de los
partidos políticos que se presentan a estas elecciones.
Si lo pienso me doy cuenta que tengo la
responsabilidad de discernir con la máxima objetividad que pueda cuáles son las
ideas reales de cada opción política, he intentar averiguar quienes promueven y
defienden todos los derechos humanos y buscan el bienestar de todos en especial
de los más desfavorecidos. Hay que estudiar las propuestas antes de apoyarlas,
hacer propaganda es fácil, trasladarla a la realidad ya no lo es tanto.
Más que basarse en lo que dicen los políticos, hay
que analizar lo que han hecho para ver si son coherentes, íntegros y honestos.
El que nos quiere engañar siempre disfraza sus intenciones con argumentos de lo
más apetitosos.
Tengo que evitar la demagogia, los políticos saben
que teclas tocar para encender las emociones, muchas veces lo hacen irresponsablemente.
Cuidado con la manipulación de los sentimientos hacia nuestra tierra, hacia el
sufrimiento de los pobres, la libertad, etc. Con frecuencia se crea un mito en
torno a un político o se destruye su reputación en base a la repetición de
falacias. No nos debemos dejar llevar por las emociones ni por la fiebre que
incita a las masas.
No hay que dejarse engañar por promesas. La prosperidad requiere
un largo proceso de construcción y fortalecimiento de un sistema de gobierno,
de educación, de trabajo, etc., bajo un estado de derecho que proteja justamente
a todos los ciudadanos. Esto no se consigue con la demagogia. Hay que estar
preparado para tomar opciones que no sean populares pero que sean justas.
Tengo ordenar mis prioridades; el bien común debe estar
por encima de intereses personales. Al mismo tiempo, no se deben violar los derechos
naturales de ninguna persona. No voy a votar por quien viola la ley natural aunque
por otra parte tenga buenas propuestas. No voy a votar por candidatos que favorecen
la inmoralidad aunque en este caso me encuentro con que todos los candidatos
carecen de una clara posición moral que cubra todos los campos.
En fin, tengo la responsabilidad de votar habiendo
seriamente estudiado los programas y conocido la posición de los candidatos. No
debería por muy complicado que parezca ver las cosas claras librarme de mi responsabilidad
civil ya que eso sería cederle el paso a malos proyectos. El hecho de que haya muy malos políticos no me
exonera de mi responsabilidad. Más bien, me reta para intentar trabajar por un
mundo mejor.
Mi libertad es un don que conlleva una gran responsabilidad.
Como ciudadano estoy comprometido a ejercer mi libertad siempre para hacer el
bien y nunca para violar los derechos ajenos. Vamos a intentarlo.
Feliz Día.
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