martes, 5 de marzo de 2019

Martes 5 de marzo de 2019.

“Lo correcto es lo correcto, aunque no lo haga nadie. Lo que está mal está mal, aunque todo el mundo se equivoque al respecto”. (G. K. Chesterton).


Parece que vamos a tener alguna dificultad para ver amanecer, pero que detrás de las nubes estará el sol, y estoy seguro que a las 07:27 horas intentará alumbrarnos, al menos hasta las 18:57 horas.  
Como suele suceder cuando hablas de un tema con tantas variantes y que por lo general no se reflexiona sobre él, como es la democracia, y en el que nos solemos quedar con lo superficial; un hombre un voto y se hace lo que quiere la mayoría. Siempre existirá algo que debatir.
Y es que, una cosa es defender mis creencias y principios, respetando las opiniones de los demás; y otra tener una actitud que ataca o se burla de las conductas ajenas, especialmente religiosas.
Cuando se usa algún tipo de fuerza, ya sea física, mediática o política, como por ejemplo cuando para imponer sus propias ideas se ataca o se burla de las otras que son diferentes estamos delante de una forma de actuar que me atrevería a denominar de fundamentalista, aunque también es verdad que existen actitudes calificadas de fundamentalistas y que en realidad no lo son. Vamos con algunos casos.
Desde hace unos años estamos viendo un fundamentalismo que se podría calificar de laicista y que está representado por personas que haciendo gala de ser tolerantes y amantes de la democracia, no soportan que otros puedan tener creencias religiosas y vivir conforme a su fe. Para ellos esa fe pertenece a la esfera íntima de la persona y no debería interferir para nada en los otros ámbitos en que se desenvuelve un creyente. Si a éste se le ocurre defender sus principios, a lo que tiene todo el derecho, le llaman fundamentalista.
Hay que tener muy en cuenta que una cosa es defender las propias creencias y principios, respetando las opiniones de los demás; y otra tener una actitud que ataca o se burla a través de los medios de comunicación o la cátedra universitaria, de las conductas ajenas, fundamentalmente religiosas.
Lo que esta sucediendo es que estas actitudes, lejos de colaborar a la construcción de una sociedad sólida, van creando divisiones que nos debilitan. No olvidemos que lo que hace fuerte a una comunidad es la unidad de sus ciudadanos; y esa unidad no se logra con fundamentalismo sino con tolerancia. Podemos pensar de diferente manera y tener religiones distintas o no tener religión, pero si no comprendemos esas diferentes maneras de pensar y de vivir estamos incapacitados para construir una sociedad libre y justa.

En fin; Feliz Día.

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