“Lo
correcto es lo correcto, aunque no lo haga nadie. Lo que está mal está mal,
aunque todo el mundo se equivoque al respecto”.
(G.
K. Chesterton).
La aurora hoy ha estado interesante, las nubes han
servido de marco mostrarnos a las 06:54 horas un buen espectáculo, vamos a ver
si tenemos suerte y a las 19:18 con el ocaso podemos disfrutar de otro espectáculo.
Ya están los partidos políticos en esa fase en la
que se exageran las diferencias que tienen, a poner en el centro del debate
problemas que no existen, a no afrontar en serio los problemas auténticos, a estimular
las enemistades y a no querer exponer los puntos positivos que tienen en común.
Un ejemplo de lo que estoy diciendo es la propuesta
realizada por Vox, para permitir un más fácil acceso a las armas de autodefensa
personal, es este un claro ejemplo de la creación de un conflicto artificial y
de su utilización para captar la atención y ganar adeptos. Ya se que el resto
de partidos políticos no han llegado a esta misma exageración, no han hecho una
tergiversación e instrumentalización de la realidad tan grande para aprovecharse
de un miedo creado o existente.
Lo que ha hecho Vox con las armas, aunque con muchas
diferencias, lo hemos podido ver en la Liga en Italia con la inmigración. Lo vemos
en el PSOE cuando defiende que se necesita una mayoría en el Congreso para evitar
la vuelta de la derecha al poder y que así no acabe con el Estado del Bienestar
que el PP casi destruye. Lo estamos viendo que también lo esta haciendo el PP
cuando presagia que un nuevo Gobierno del PSOE supondrá el fin de la libertad
de educación y un acuerdo con los independentistas que romperá España. También Ciudadanos
utiliza este sistema cuando promete no pactar con Sánchez, limitando así uno de
los posibles Gobiernos constitucionales. Todos son promotores en sus campañas
de querer crear un pánico moral en la ciudadanía.
La táctica del pánico llega a la máxima inmoralidad
cuando el riesgo en nombre del que se quiere actuar no existe. Es el caso de
las armas. En la cuestión de la inmigración no es exactamente igual pero se
parece en muchas cosas. Ni las armas personales son necesarias para defenderse,
ni los inmigrantes llegados constituyen necesariamente una amenaza, tampoco una
victoria de los socialistas supone el fin de la España constitucional y de la
libertad educativa ni tampoco una victoria del PP acabaría con las conquistas sociales.
Al menos en términos netos. Las cosas son mucho más complejas.
Ya se que es una forma de hacer política, pero también
lo es buscar las cosas que se comparten, ver donde hay confluencias y no me
refiero solamente a la valoración que se tenga del Estado o en el modelo autonómico.
Pienso que los partidos buscan simplificar y
conquistar el espacio público creando enemistades, cuando lo que deberían de
hacer es buscar una participación de la población en un dialogo y una acción
colectiva más juiciosa. Pues, ese dialogo ya esta en marcha en las
conversaciones que se dan a la salida de los colegios, entre los profesores,
entre los pequeños empresarios, entre los autónomos o entre los sanitarios y
entre todos los que intuyen que no podemos vivir juntos y olvidarnos de las
cuestiones de sentido común.
El político debe ser capaz de fomentar esas
experiencias y animar esos diálogos sin pensar que se va a empobrecer su
programa electoral.
Claro esta que se necesita superar cierta pereza y
cierta desidia. Pero no es imposible. Una vez que se olvida la idea de la simplificación
y la autosatisfacción, si se consigue una buena cantidad de realismo y sentido común,
si se tiene en cuenta la libertad del otro y los motivos por los que actúa y
vive, deben salir buenas relaciones y puntos en común que nos hagan avanzar por
el mismo camino. La política, si lo pensamos un poco, es eso.
Feliz Día.
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