miércoles, 20 de marzo de 2019

Miércoles 20 de marzo de 2019.

“Lo correcto es lo correcto, aunque no lo haga nadie. Lo que está mal está mal, aunque todo el mundo se equivoque al respecto”. (G. K. Chesterton). 


Vamos a ver como se comporta este día, espero que sea tranquilo después de unos cuatro días más ajetreados de lo normal, el sol intentará acompañarnos desde las 07:04 horas hasta las 19:12 horas, en el que será el primer día de la primavera del 2019, para ser un poco más precisos lo hará a partir de las 21:59 horas.
Volviendo un poco al tema de ayer, me queda por añadir que hace años que la gran muchos de nosotros hemos renunciado a mostrar las “cosas” como son, y lo que hacemos es pretender que las “cosas” sean lo que nos dé la gana que sean.
Para hacerlo se hemos cambiado el “respeto” a la verdad de las cosas por la “voluntad” de que las cosas son lo que yo quiera que sean; se ha elegido ver todas las cosas como buenas y que continúen siendo buenas “porque lo digo yo”; también hemos adaptado la democracia, la hemos convertido en “democratismo”, o sea las cosas son lo que decide la mayoría, aunque se hayan utilizado toda clase de confabulaciones para conseguirlo, sin responder a criterios objetivos de bondad o maldad, dejándolo todo a la voluntad del legislador.
Si añadimos a todo lo anterior la utilización del lenguaje para hacer decir a las palabras lo que nunca han dicho, estamos dejando que el lenguaje ya no genere cultura, es decir pensamiento, por lo tanto no nos planteamos si se tiene razón o no, porque “tener razón” ya no está de moda.
Y, si no escuchamos las opiniones de los demás, si no somos capaces de entender otras ideas, poco a poco, nos vamos haciendo cada vez más intransigentes y ya no discutimos nuestros ideales sino que peleamos nuestras ideas, nos enfrentamos a las otras formas de pensar, y entonces el paso para utilizar la violencia es muy corto, llegamos a verla hasta como la solución más cómoda y más practica, y, sin darnos cuenta damos ese paso que nos hace caer en el abismo de la violencia; confróntese por ejemplo los motivos y las causas del nazismo y del marxismo.
Como vemos, todos nosotros somos también parte del problema y también lo deberíamos ser de la solución. No hay que obsesionarse para intentar tener una visión completa de las cosas, más bien hay que aceptar que existen algunos puntos oscuros en nuestras ideas y planteamientos, comprender que existe una parte de conflictividad con la que nosotros contribuimos a las situaciones difíciles, aunque no nos demos cuenta de ello.
Comprender que uno mismo es parte del problema, sin complejos ni perfeccionismos, nos puede ayudar a solucionar las cosas percibiendo a los demás como espejos que, de algún modo, reflejan una parte de la realidad que tantas veces se nos escapa. Tomar conciencia de ello es indispensable en el proceso para solucionar estas fricciones, pues sin ella las palabras se trasforman en un diálogo de sordos donde cada uno simplemente expresa su parte sin atender con autenticidad a lo que el otro percibe, dice y piensa.
Todo ello requiere, pues, humildad, paciencia y esfuerzo, pero bien vale la pena.


Feliz Día.

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