“Lo
correcto es lo correcto, aunque no lo haga nadie. Lo que está mal está mal,
aunque todo el mundo se equivoque al respecto”.
(G.
K. Chesterton).
Ya hemos dejado atrás el invierno, y ahora tenemos
por delante toda la primavera para poderla disfrutar tal como se merece, hoy
vamos a tener el primer sol primaveral desde las 07:02 horas hasta la 19:13
horas.
Hoy comienza la primavera de forma oficial. Otra
cosa es la primavera que hemos tenido el pasado fin de semana y que muchos años
se suele adelantar de forma “oficiosa”. Todos sabemos que por mucho frío que
tengamos durante febrero la primavera siempre llega, también sabemos que como
este año, que los primeros signos de calor que vienen de forma sorpresiva se
van como si de un engaño del invierno que amenaza con volver. Pero en este
juego siempre vence la primavera.
Utilizar la primavera como juego de palabras debe
ser muy fácil ya que lo vemos muchísimas veces; la primavera de la vida, la
primavera árabe, los brotes verdes etc. Cuando algo empieza y lo vemos con la
esperanza de algo mejor se le suele aplicar cualquier sinónimo de primavera.
Por eso que es fácil lo voy a utilizar hoy con lo
que esta pasando ahora. Los políticos, y más en campaña electoral, no son
ajenos a ese juego de la madre naturaleza. Todos ven en sus programas una “primavera
que se promete” y un “invierno que se resiste” y que quieren hacer desaparecer”.
¿Es verdad que nuestra sociedad está pasando por un
“invierno” que se resiste a terminar? ¿Cuáles son los signos del "invierno
reticente"? ¿Existe en las personas que nos rodean un frío que los entumece, un
viento que los azota y una humedad que los empapa? Podría ser. El frío de los problemas
morales que tenemos, nuestra sociedad ya toca el barro, y no se libra del cieno
que forma parte de esta humanidad, real y visible; este frío que nos imposibilita
y nos paraliza. El viento de las ideologías agresivas y disolventes, que hacen
de cualquier oposición algo nocivo, caduco o necesariamente prescindible; el
viento de los poderosos que no soportan las voces proféticas. Queda la humedad
invernal, que en la sociedad se hace patente en la sensación de incomodidad, de "pasmo", de búsqueda de refugio seco y cálido que nos reconforte… ¡aunque sea
fuera y lejos de nuestra casa!
La primavera, como decía al principio, se hace
esperar, pero siempre viene. Se nota en los días que alargan, en las flores que
estallan y en la tibia temperatura que nos hace revivir. La sociedad ve cómo la
luz siempre se renueva, vienen elecciones. Podemos cambiar las cosas, podemos
volver a ver como hay más luz, el motivo para pensarlo es creer que ha llegado
la primavera.
Pero la primavera no solo la debemos esperar por
parte de los políticos pues nos pueden dar una primavera de invernadero, somos
nosotros los que tenemos en nuestra mano que llegue la primavera, sabemos que si
sólo queremos una sociedad que se sustente en lo “visible”, “calculable”, “medible”,
“ponderable”; si sólo medimos el valor de todo por los "intereses" y "beneficios" que nos pueden acarrear… estamos cerrando de forma hermética el
camino a la primavera.
La primavera de nuestra sociedad es posible. La esperanza
en el mundo y en el ser humano es posible. ¡Feliz primavera!
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