jueves, 21 de marzo de 2019

Jueves 21 de marzo de 2019.

“Lo correcto es lo correcto, aunque no lo haga nadie. Lo que está mal está mal, aunque todo el mundo se equivoque al respecto”. (G. K. Chesterton). 


Ya hemos dejado atrás el invierno, y ahora tenemos por delante toda la primavera para poderla disfrutar tal como se merece, hoy vamos a tener el primer sol primaveral desde las 07:02 horas hasta la 19:13 horas.
Hoy comienza la primavera de forma oficial. Otra cosa es la primavera que hemos tenido el pasado fin de semana y que muchos años se suele adelantar de forma “oficiosa”. Todos sabemos que por mucho frío que tengamos durante febrero la primavera siempre llega, también sabemos que como este año, que los primeros signos de calor que vienen de forma sorpresiva se van como si de un engaño del invierno que amenaza con volver. Pero en este juego siempre vence la primavera.
Utilizar la primavera como juego de palabras debe ser muy fácil ya que lo vemos muchísimas veces; la primavera de la vida, la primavera árabe, los brotes verdes etc. Cuando algo empieza y lo vemos con la esperanza de algo mejor se le suele aplicar cualquier sinónimo de primavera.
Por eso que es fácil lo voy a utilizar hoy con lo que esta pasando ahora. Los políticos, y más en campaña electoral, no son ajenos a ese juego de la madre naturaleza. Todos ven en sus programas una “primavera que se promete” y un “invierno que se resiste” y que quieren hacer desaparecer”.    
¿Es verdad que nuestra sociedad está pasando por un “invierno” que se resiste a terminar? ¿Cuáles son los signos del "invierno reticente"? ¿Existe en las personas que nos rodean un frío que los entumece, un viento que los azota y una humedad que los empapa? Podría ser. El frío de los problemas morales que tenemos, nuestra sociedad ya toca el barro, y no se libra del cieno que forma parte de esta humanidad, real y visible; este frío que nos imposibilita y nos paraliza. El viento de las ideologías agresivas y disolventes, que hacen de cualquier oposición algo nocivo, caduco o necesariamente prescindible; el viento de los poderosos que no soportan las voces proféticas. Queda la humedad invernal, que en la sociedad se hace patente en la sensación de incomodidad, de "pasmo", de búsqueda de refugio seco y cálido que nos reconforte… ¡aunque sea fuera y lejos de nuestra casa!
La primavera, como decía al principio, se hace esperar, pero siempre viene. Se nota en los días que alargan, en las flores que estallan y en la tibia temperatura que nos hace revivir. La sociedad ve cómo la luz siempre se renueva, vienen elecciones. Podemos cambiar las cosas, podemos volver a ver como hay más luz, el motivo para pensarlo es creer que ha llegado la primavera.
Pero la primavera no solo la debemos esperar por parte de los políticos pues nos pueden dar una primavera de invernadero, somos nosotros los que tenemos en nuestra mano que llegue la primavera, sabemos que si sólo queremos una sociedad que se sustente en lo “visible”, “calculable”, “medible”, “ponderable”; si sólo medimos el valor de todo por los "intereses" y "beneficios" que nos pueden acarrear… estamos cerrando de forma hermética el camino a la primavera.  

La primavera de nuestra sociedad es posible. La esperanza en el mundo y en el ser humano es posible. ¡Feliz primavera!

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