“Lo
correcto es lo correcto, aunque no lo haga nadie. Lo que está mal está mal,
aunque todo el mundo se equivoque al respecto”.
(G.
K. Chesterton).
En el día que celebramos a San Ramiro empezamos una
semana que espero sea un poco más tranquila que la pasada, así que vamos a por
ella, el sol nos ayudará desde las 07:18 horas hasta las 19:03 horas, y si con
el sol no tenemos bastante para alegrarnos el día, ya vamos a ser nosotros los
tengamos que poner algo de nuestra parte para disfrutar plenamente de este
lunes.
No cabe duda que nos esta tocando vivir en una
época en la que nuestro mundo se esta transformando. Nuestras ideas
democráticas parece que cada día convencen a menos gente, ya se que hay motivos
para el descontento: las desigualdades sociales no cesan de crecer, y estamos
sometidos a una invasión ideológica que tiende a erigir lo “políticamente
correcto” en norma absoluta, que no admite la disidencia.
Ya casi hemos llegado, o sin el “casi”, a
considerar como delito discrepar sobre la opinión políticamente correcta sobre
el aborto, o poner un solo “pero” a la llamada “ideología de genero”, etc.
Nuestra democracia puede llegar a ser muy “totalitaria” ocupando todos los
espacios y lugares, no dejando ninguna posibilidad para la discrepancia y para la
objeción de conciencia.
Ahora que se acercan elecciones hay que recordar
que los políticos no son los dueños de la sociedad, ni de sus recursos
económicos, ni son, tampoco, quienes han de decidir sobre fe o ateísmo, sobre
inmanencia o trascendencia. Los políticos están para escuchar a la sociedad y
para servirla, no para imponer a una parte de ella lo que ellos creen que
representa a otra parte.
Los ciudadanos que poseen una determinada religión
no pueden apoderarse de todo el espacio, pero tampoco tienen que pedir permiso
para subsistir en una sociedad que, según el parecer de algunos, está marcada
por un laicismo militante similar al que, en otras partes del mundo, impone un
islamismo entendido de modo cruel.
Lo que entiendo por modelo occidental de democracia
hace agua, es evidente, y hay que reaccionar frente a esta deriva que nos
conducirá a la nada. Pero, no creo que tengamos que cambiarlo todo, no se trata
de hacer todo de otro modo, sino de hacerlo mejor.
Nuestra democracia tiene alguna cosa mala, es
verdad, pero tiene a la vez muchas más cosas buenas. Es, casi, nuestra
obligación en las próximas elecciones conservar lo mejor y enderezar lo peor. Nuestra
cultura es hija de la filosofía griega, del cristianismo y del derecho romano.
No nos dejemos arrebatar lo mejor de nuestra historia.
No se trata de hacer algo distinto se trata de
hacer todo mucho mejor. Me parece que ni los vientos que nos llegan de China,
ni lo que nos plantea Putin o Trump, ni lo que estamos viendo en nuestra vieja
Europa mejoran lo que había. ¿Son diferentes? Sí. ¿Mejores? No acabo de verlo.
Feliz Día.
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