"Una
cosa muerta puede ir con la corriente, pero sólo un ser vivo puede ir en su
contra." (G. K. Chesterton).
Hoy en el día en que celebramos a San Maximiliano
María Kolbe, el sol ha salido a las 07:14 horas y estará con nosotros hasta las
20:57 horas, ya se nota el día.
Estoy seguro que no soy el único que se ha dado
cuenta de la aparición repentina del término: “migrante”. Ya nadie usa
“emigrante” o “inmigrante”, ahora sólo hay “migrantes”. Y claro, uno que le da
por pensar, no le queda más remedio que investigar un poco.
Si miramos en el diccionario leeremos que migrante
es la persona que se traslada desde el lugar en que habita a otro diferente. Si
hacemos lo mismo con inmigrante leeremos que se dice de una persona que llega a
un país extranjero para radicarse en él en busca de mejores medios de vida. No
es lo mismo, verdad.
Si además, nos llama también la atención lo
repentina que ha sido la aparición en los medios de comunicación españoles, de
un día para otro. Y, si además nos damos cuenta que esa aparición repentina ha
tenido lugar en todos los medios de comunicación, ¡¡¡en todos!!! y ¡¡¡al mismo
tiempo!!! No les resulta extraño.
Alguna intención debe de haber, porqué no es normal
que exista tanta coincidencia, y claro, aquí aparece esa parte de cada uno que
nos lleva a pensar, a utilizar esas neuronas que se nos concedieron al nacer, y
como pensar no parece que este muy de moda sus resultados tampoco suelen ser políticamente
correctos.
La intención, me parece a mí, la vemos en las definiciones,
no es otra que la de anular la idea de
frontera que subyace en las palabras “inmigrante”, el que entra en un país que
no es el suyo, y “emigrante”, el que abandona su residencia. La idea que se quiere
trasladar es la de que ya no hay inmigrantes ni emigrantes, como ya no
hay países ni fronteras, hay simplemente “migrantes”, personas que deciden
abandonar su lugar de residencia y largarse a otro y basta.
Es la batalla de las palabras, más importante de lo
que nadie pueda sospechar. Ya se que
muchos de vosotros ahora estaréis pensando en argumentos del tipo: “bueno,
lo importante no es como se diga, es lo que se hace”, “bah, son palabras que no
van a ningún lado, no hay que darle importancia” “no vamos caer ahora en una
espiral semántica” y otras
parecidas.
Pero, hay que saber y recordar que esa “guerra de
las palabras” es una batalla que a casi todos nos parece descafeinada porque
por lo general una de las partes ni siquiera sabe que esta librándola, y sólo
la otra sabe que lo hace. Esto sucede porque a corto plazo in indolora e
incruenta, casi invisible en realidad, pero sus consecuencias pueden ser muy
graves.
En fin, nos proponen una nueva batalla semántica:
¿migrantes, inmigrantes, emigrantes? Usad la que queráis, pero no digáis después
que no lo sabíais.
Feliz
Día.
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