“Lo
correcto es lo correcto, aunque no lo haga nadie. Lo que está mal está mal,
aunque todo el mundo se equivoque al respecto”.
(G.
K. Chesterton).
Ya hemos llegado a otro fin de semana, y con la
salida del sol a las 07:41 horas va a comenzar un buen día de invierno que nos
durará hasta que nos abandone a las 18:47, después nos refrescará pero para
nada se estropeara este sábado.
Hace prácticamente una semana que las palabras
duras de un periodista acerca del nacimiento de niños con discapacidad han motivado
que no cese de leer la palabra “eugenesia”, una palabra que tengo que reconocer
no conocía su significado y que mirando el diccionario he comprobado que
significa: “1. f . Med. Estudio y aplicación de las leyes
biológicas de la herencia orientados al perfeccionamiento de la especie humana”.
Vista la definición me he visto en la necesidad de
buscar un poco para ver porque esta levantando tanta polémica, pues según mi
opinión no tengo nada que objetar a esta definición.
Y claro, el problema he visto que se ha producido
cuando no se quiere, otra vez, respetar la dignidad de cada ser humano. Se
olvida que no solo importa la especie humana, sino que importa cada ser humano,
cada persona humana, que, tiene dignidad y no precio.
Vamos a ver, la sabiduría humana o sea la razón, es
una de las herramientas más poderosas que poseemos. Es lo que nos permite conocer,
planear, entender, deducir… Para que este grandioso medio no se utilice mal, necesita
tener unas bases adecuadas, de buenos principios. Sin ese fundamento estable,
cualquier cosa – hasta la más disparata – puede ser ejecutada según los dictados
de la razón.
Si la eugenesia se vuelve loca, si en aras del
supuesto perfeccionamiento de la especie humana, vale todo o casi todo, estamos
ya perdidos. Si vale “todo”, ese todo incluirá el sacrificio de “un” individuo,
o de dos, o de los que sean necesarios, siempre y cuando salga – supuestamente
- beneficiada la especie.
El problema se agranda cuando, ese
perfeccionamiento que lo justifica casi “todo” esta en manos de unos pocos que
lo pueden utilizar como quieran. Todo esto lo comprendemos, vemos cual es el
problema que podemos tener, pero cuando buscamos un ejemplo se nos complica
mucho la vida.
Voy aplicar esta cuestión al problema del aborto.
Hemos oído muchas veces esa expresión: “Que venga sano”.
No es un mal deseo. Pero, ¿si no viene “sano”, qué? ¿Y qué es “venir sano”?
Y, aquí comenzamos con los principios y con la
dignidad de la persona. Si lo que “viene” es un objeto, cabe desecharlo si no
está del todo “sano” (si no se adecua a las expectativas de quien lo espera).
Si el que acaba de venir ya era no solo algo, sino alguien, entonces lo moral
es acogerlo, sin evaluarlo como si fuese una mercancía en más o menos perfecto
estado.
Que esta sucediendo, cuestión de principios, si el
principio del que partimos es el de que el embrión humano es algo y no alguien,
una cosa y no una persona, una realidad que puede ser tratada como un objeto y
no como un sujeto… empezamos muy mal. Si el concebido aún no nacido es
solamente algo, un bien, que no tiene derecho a ser tratado como alguien,
resulta difícil, a mi modo de entender, oponer cualquier razón al argumento:
“Nosotras parimos, nosotras decidimos”.
Entonces, con esas ideas, resulta complicado,
pienso yo, oponer razones de peso a los argumentos proclives al mal llamado
“aborto eugenésiso”, que por cierto no comprendo yo cómo se mejora la especie.
Por desgracia, no solo un periodista particularmente
atrevido justifica como mejor, hasta desde el punto de vista moral, el aborto
de un niño que viene con alguna discapacidad. También, de alguna manera, la ley
lo justifica.
Contra ese periodista solo pueden argüir
coherentemente - así lo creo - aquellos que se oponen al aborto. Aquellos que
reconocen siempre la dignidad de la persona humana, también la del incapacitado
y del enfermo, sea niño o anciano. Aquellos que permiten que la razón se amplíe
al dejarse conmover por la presencia del otro. Aquellos que creen que todo ser
humano tiene derecho a vivir, sin tener en cuenta las condiciones en que se
produzca esa vida. Por tanto, negar a una persona el derecho a la vida es
siempre una vulneración de derechos.
Feliz Día.
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