martes, 5 de febrero de 2019

Martes 5 de febrero de 2019.

“Lo correcto es lo correcto, aunque no lo haga nadie. Lo que está mal está mal, aunque todo el mundo se equivoque al respecto”. (G. K. Chesterton).

Hace un momento he visto y oído el discurso del actor Jesús Vidal al recibir el premio Goya por su participación en la película “Los campeones”. Había leído y oído tanto de ese discurso que antes de que saliera hoy el sol a las 08:03 horas lo tenía que ver, hoy tengo un día complicado y no creo que pudiera verlo al menos hasta después de la puesta de sol a las 18:26 horas. Y, eran demasiadas horas las que tenía que esperar, pues estoy seguro que saldrá el tema en algún momento del día.
Pues bien, no me extraña que se haya hecho viral. Cientos de personas han reaccionado desde diversos puntos de vista, pero no nos podemos quedar con el impacto que ha causado con sus palabras Jesús Vidal, no nos debemos conformar con una simple sensación de conmoción, sino que nos debe hacer reflexionar sobre, ¿Qué valor damos hoy a la vida?
Si escucháis con atención el discurso llegareis a un momento donde Jesús Vidal dice más o menos: “Madre gracias por darme la vida” y continua más adelante: “A mí me gustaría tener un hijo como yo por tener padres como vosotros”. En esta frase del discurso podemos encontrar algo particular e importante, lo fundamental es el amor. Vidal se siente amado y gracias a ello, tiene deseos de trasmitir ese mismo amor del cual él ha gozado.
Palabras llenas de sentido en las que este actor nos recuerda la importancia de valorar a los demás por el simple hecho de ser personas y no excluirlos o despreciarlos por sus condiciones físicas, o sociales.
Pero, no seamos hipócritas, no aplaudamos ese discurso si somos de los que hubiéramos abortado. Sí, todos y todas ahora muy estupendos, pero después apoyamos el aborto porque viene con malformaciones, porque tiene síndrome de Down o porque es mi cuerpo.
Da que pensar…

Feliz Día. 

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