martes, 12 de febrero de 2019

Martes 12 de febrero de 2019.

“Lo correcto es lo correcto, aunque no lo haga nadie. Lo que está mal está mal, aunque todo el mundo se equivoque al respecto”. (G. K. Chesterton).

Hoy vamos a tener sol desde las 07:55 horas hasta las 18:34, otro buen día de invierno, sin duda. Ahora en mi balcón una temperatura de 10,2 grados que confirma lo agradable que va a ser este martes.
A nadie le extraña ya que la situación política este revuelta, por no decir complicada, ya que todo parece indicar que los presupuestos no van a debatirse, este miércoles ERC y el PDECAT votarán a favor de las enmiendas a la totalidad. Salvo sorpresa de última hora, pues los independentistas y el Gobierno han roto las negociaciones. 
El motivo por el cual se nos ha dicho que se rompían las negociaciones ha sido  que en la mesa de partidos se incluyó como contenido el referéndum de autodeterminación. Vale, como excusa está bien, aunque el Gobierno siempre supo que los independentistas querían hablar de autodeterminación. Al menos en el documento que Torra entregó a Sánchez se les había dicho que en el punto 2 el tema de la autodeterminación estaba claro, por lo que ya hacía semanas que lo tenía el Gobierno por escrito, o sea “negro sobre blanco”.
¿Entonces que ha pasado? ¿El Gobierno no sabía que ERC y el PDECAT  querían la independencia? Todo esto es muy raro. Vamos a recordar un poco, pues todo es muy complicado.
Se nos dijo que Sánchez, antes de la ruptura, aceptó una mesa de partidos de ámbito nacional que suponía por razones de método y de contenido un serio cuestionamiento de la soberanía nacional. Esto llevaba consigo por razones de método darle legitimidad a una institución paralela, que ninguneaba a los auténticos representantes del pueblo español.
Esos representantes, sin alternativa posible, son los diputados elegidos en las elecciones. El pueblo es soberano y la soberanía no puede compartirse con mesa de negociación alguna. Por razones de contenido ese tipo de mesa no puede ocuparse de una cuestión como la autodeterminación, aunque  sobre otros temas, pero de la autodeterminación no.
Dicho lo anterior, no hay motivo para ciertos excesos verbales (llamándole traidor o comparando lo que está sucediendo con el chantaje de ETA), ni para manifestaciones para responder a los desaguisados de un Gobierno. En una democracia madura como la nuestra la protesta en la calle debe reservarse para situaciones excepcionalísimas.
Las manifestaciones contra un Gobierno que no gusta a muchos crea la sensación de que la protesta puede generar un cambio inminente que no tiene por qué producirse. Pues es, en unas elecciones donde se puede cambiar un Gobierno. El descontento tiende, de este modo, a polarizarse. Y lo que necesitamos es más construcción social y menos polarización.
No es conveniente tampoco que se utilicen los símbolos nacionales (bandera e himno) para hacer oposición.

Feliz Día.

No hay comentarios: