“Lo
correcto es lo correcto, aunque no lo haga nadie. Lo que está mal está mal,
aunque todo el mundo se equivoque al respecto”.
(G.
K. Chesterton).
Ya empieza a notarse como el día va haciéndose más
largo y por lo tanto la noche ya empieza a ser más corta, hoy por ejemplo el
sol nos saldrá a las 08:01 horas y se ocultará a las 18:29 horas, casi diez
horas y media de sol, sin embargo no hemos llegado a la mitad, pero sin duda ese
día llegará y los mediterráneos lo sabremos disfrutar.
Me he dado cuenta de la cantidad de leyes, normas y
reglamentos que tenemos, y me doy cuenta que es muy difícil moverse en nuestra
sociedad con la tranquilidad de que estamos comportándonos como buenos
ciudadanos.
Estaría bien que nuestros políticos se dedicaran
algunas horas en aligerarnos de tantas obligaciones ya sea dejando sin efecto
todas las que no sirven o no aportan nada que beneficie al bien común o
concentrando todas las que vienen a regular lo mismo.
Recuerdo haber leído en alguna ocasión que cuanto más
corrupto es el entramado político, más se legisla, más leyes se aplican, aunque
tengo que decir en defensa de nuestro políticos que la cosa viene de lejos pues
los romanos dijeron algo parecido sobre la corrupción de la república y la
abundancia de leyes.
Lo que está claro es que cada grupo político que
promueve una ley nos dice que es necesaria, lo cierto es que más que buscar el
bien común de lo que se trata muchas veces es combatir a los adversarios, imponerles su
ideario, a menudo, desde el rencor histórico, por falso que sea, por el morbo
revolucionario, por el enfrentamiento de liderazgos o por creerse en posesión
de una superioridad moral más que discutible.
Alguna vez he acudido a votar pensando, seguramente
equivocado, que iba a elegir a los que cumplirían su maravilloso programa político,
después los he visto con desilusión, que no recordaban el programa que con
tanto entusiasmo me mostraron, y eso lo he visto no solo a los que vote para el
Congreso sino que también en las elecciones autonómicas y en alguna municipal,
y después de continuar insistiendo una y otra vez votandolos hace tiempo que decidí
abstenerme.
Ya se que se habla mucho de que la soberanía reside
en todo el pueblo. Si fuera verdad yo tendría que pedir cuenta de todo lo que
se hace mal y tenemos que pagarlo entre todos,
de todas las mermas de mi libertad, del laberinto legislativo que tengo que sortear, etc. etc. Parece que todas las
responsabilidades políticas se dirimen en las siguientes elecciones pero que
pierdan o ganen algo, medido en porcentajes o escaños no tendría que significar
que la responsabilidad con los españoles ha quedado saldada.
Los malos gestores de la cosa pública, los que
tienen por objetivo enfrentarnos con mentiras, los que nunca trabajaron y
llevan años y años viviendo de los diferentes cargos que les permite la
pertenencia a un partido político, los que quieren imponernos determinada ideología
o determinado tipo de educación, los que nos amenazan con sanciones por pensar
de otra manera… no tendrían que existir dentro del panorama político.
Y como todo lo anterior solo es posible hacerlo a
través de las elecciones tengámoslo en cuenta, por favor, cuando lleguen las
próximas.
Feliz Día.
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