"Una cosa muerta puede ir con la corriente,
pero sólo un ser vivo puede ir en su contra." (G. K. Chesterton).
Buenos
Días: Hoy es el primer día que veo en el termómetro de mi balcón una temperatura por debajo de los 20 grados, para
ser exactos 19,3 grados, aunque cuando salga el sol a las 08:00 horas y nos
acompañe hasta las 19:39, estoy seguro que aún vamos a pasar calor, en el día
que conmemoramos a san Francisco de Asís.
Me
aclaro anoche un amigo que no es lo mismo la subsidiaridad que un subsidio, o
una dádiva, o un donativo, o una limosna o incluso no es lo mismo que la
solidaridad.
Me
decía, que la subsidiaridad debe ser vista como una forma escalonada de desarrollo
dentro de las diferencias sociales, para abrir oportunidades a todos, para que
puedan acceder lo mas rápidamente posible, si le ponen voluntad y ganas, a
niveles de vida y valores superiores no por dádivas sino por sus propias
capacidades adquiridas.
Voy
a intentar repetir lo que me explicaba mi amigo, me recodaba que los hombres
somos por nuestra propia naturaleza un animal social y político que vivimos en
comunidad, en mucho mayor grado que otros animales que son solamente gregarios
o sea protegen su vida y su especie. Formamos familias que se unen con el fin
de satisfacer necesidades que se sitúan más allá de una simple alimentación,
como la protección mutua, es entonces cuando constituimos los pueblos, donde se
desarrolla la cultura.
Buscamos
entonces el bien común en el “bienestar” que nos da tener una sana economía,
que lleva agregado el valor del “bienestar” personal que genera una cultura auténtica,
brindando la seguridad de las personas y las familias, y un nivel de educación que
sea accesible a todos.
Pero
guiar a las personas al bien común social no significa la absorción de todas
sus actividades por parte del organismo que dirige esa comunidad. Sino el respeto
para las iniciativas, familiares, escolares y empresariales, parroquiales o de
barrio, las cuales ya limitan así la actuación de ese organismo y la función
supletoria de las mismas. El principio de la “subsidiariedad”, me decía mi
amigo, es: la idea de que la toma de decisiones debe dejarse al menor nivel
local posible (como sucede en el federalismo clásico estadounidense, donde los
gobiernos locales hacen unas cosas, los gobiernos estatales hacen otras, y el
gobierno nacional hace las cosas que los gobiernos local y estatal no pueden
hacer).
La
“subsidiariedad” es un desafío contra la tendencia de todos los estados modernos
a concentrar poder en el centro, lo que explica por qué este principio fue
articulado por primera vez cuando la sombra del totalitarismo se extendía por
Europa. El respeto por el principio social y ético de la “subsidiariedad”
también implica respetar las diferencias culturales. Y eso, a su vez, supone
que el ser humano llega a los compromisos universales, como el respeto por los
derechos humanos básicos, por medio de experiencias particulares, no por medio
de abstracciones generalizadas.
El
fundamento del principio de "subsidiariedad" se encuentra en poner al hombre en
el centro de la sociedad. Cada persona tiene el derecho y el deber de ser el autor
principal de su propio desarrollo pero necesita de la ayuda de los demás para
llevarlo a cabo. Por eso, la autoridad ha de procurar establecer unas condiciones
de vida que permitan a cada hombre y a cada mujer un desarrollo integral, en
todos los ámbitos posibles, fomentando y estimulando las iniciativas personales
respetuosas del Bien Común; ha de coordinar y ordenar esas iniciativas en el
conjunto del mismo Bien Común; ha de suplirlas y completarlas cuando las necesidades
comunes superen las posibilidades de las personas y de las sociedades intermedias.
Pero no debe impedir o suplantar la iniciativa y la responsabilidad de sus miembros.
El
hombre es un ser sociable y esto se manifiesta en pequeñas agrupaciones y en la
gran sociedad o sociedad política (Estado). Las sociedades intermedias, por estar
formadas por personas libres, deben tener libertad de acción. Y sólo cuando por
sus esfuerzos no logren el cumplimiento de sus objetivos, la sociedad mayor
(que para tales fines suele contar con mayores recursos) podrá actuar subsidiariamente.
Esto es, no absorbiendo definitivamente la sociedad inferior y ejerciendo indefinidamente
tales actividades, sino, en primer lugar, tomando a cargo la actividad durante
un lapso de tiempo (corto y determinado).
Hablamos
de suplir, que es diferente de reemplazar. Y, en segundo lugar, durante ese
lapso deberá asistir al desarrollo de los particulares para que puedan volver a
hacerse cargo de la actividad. Es decir promover.
Toda
actividad debe ser realizada por individuos o asociaciones menores y sólo
cuando éstos no puedan hacerlo bien, deberá hacerlo una asociación mayor.
Cuando intervienen las asociaciones la base es la justicia: dar a cada uno lo
que corresponde. Es justo que una sociedad menor haga lo que pueda hacer bien.
Es injusto que una sociedad mayor haga lo que una menor puede hacer bien. Es
justo que una sociedad mayor haga lo que una sociedad menor no puede hacer.
En
fin, mucho que reflexionar para tener claro el concepto de subsidiaridad.
Feliz
Día.
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