"Una cosa muerta puede ir con la corriente,
pero sólo un ser vivo puede ir en su contra." (G. K. Chesterton).
Parece
que el sol esta intentando alumbrarnos desde las 08:16 horas y parece que
aunque lo intente hasta las 19:14 horas no lo va a conseguir. Celebramos hoy a san
Viator.
Me
he dado cuenta en estos días que una persona que amonesta y da lecciones, es
poco atractiva, y es que en el ambiente actual se nota a veces una cierta resignación
y poco animo para educar. En el momento que me doy cuenta de la dificultad o la
inutilidad practica de defender mis ideas, me freno. Se que mi postura ante muchos
temas me traerá, resentimientos, insultos e incomprensiones, y, hago un cálculo
y me acomodo.
Parece
ser que al vivir en una sociedad tan interesada, he llegado a la conclusión que
lo inútil no sirve. Aquí lo que no tenga una posibilidad de victoria o de un beneficio
contante y sonante ya no merece la pena. Todo queda entonces a merced de un cálculo
de posibilidades. Por eso, poco a poco, me voy encogiendo y acobardando.
Me
gusta recordarme, que mi conciencia nunca se a de rendir a la ley, que utilizar
los posibles recursos que nos ofrece nuestro régimen jurídico contra resoluciones
judiciales no es desacato, sino que es el ejercicio de mis derechos fundamentales.
Vivir en un Estado de Derecho implica no renunciar a los recursos legales que
nos ofrece ese mismo Estado de Derecho, ya se que me diréis que en muchas ocasiones
esos recursos no van a servir para nada y que vamos a perder el tiempo. ¿Para
nada? ¿Vamos a perder el tiempo?
Se
esta utilizando de un modo muy limitado y parcial la expresión “saber perder”, la
utilizamos solamente cuando perdemos inesperadamente y ponemos buena cara, lo
cual es digno de elogio, faltaría más. Pero todavía es más noble saber perder
desde el comienzo, por principio. Ir al encuentro, al lance, a la discusión o
incluso a los tribunales aceptando que te van a pasar por encima como un
rodillo, pero ir porque no te vas a esconder debajo de tus cálculos. La mayoría
de nosotros no esperamos a perder, sino que nos sacudimos el problema y
evitamos la discusión nosotros mismos por miedo, pereza o vergüenza.
Hacemos
un calculo de la gente que nos rodea y evaluamos, si no vemos posibilidades de defender
nuestras ideas sin que nos menosprecien evitamos algunos temas, olvidando que
hay victorias morales y que si perdemos sin amilanarnos saldremos, en lo personal,
en el carácter y en la conciencia, ganando.
A
medio y a largo plazo sería un error abrazar todo lo políticamente correcto,
puesto que lo políticamente correcto no se limita, solo, por ejemplo, a una manipulación
externa de nuestras creencias religiosas, sino que nos exige que nos convirtamos
a esas ideas individualistas y relativistas. Debemos aceptar y legitimar, por
ejemplo: las nuevas formas de familia; todas las orientaciones sexuales y todas
las relaciones sexuales; los medios de control de los nacimientos, incluido el
aborto; la eutanasia, al menos en forma pasiva; el relativismo religioso según
el cual ninguna religión puede considerarse depositaria exclusiva de la verdad.
No deberíamos renunciar al debate moral. Allí donde la gran mayoría de las personas han
renunciado a la defensa de sus ideas y han aceptado someterse a estas exigencias,
como en el norte de Europa, han desaparecido o están en vías de extinción todos
los referentes morales, y los han llevado a tener las sociedades con el porcentaje
más alto de suicidios y de violencia contra las mujeres de Europa.
Y
esto también es una constatación de hecho, fruto de un enfoque práctico, nada
teórico.
Feliz
Día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario