jueves, 10 de octubre de 2019

Jueves 10 de octubre de 2019.

"Una cosa muerta puede ir con la corriente, pero sólo un ser vivo puede ir en su contra." (G. K. Chesterton).  

Buenos Días: celebramos hoy a santo Tomás de Villanueva, amanecerá a las 08:05 horas y la puesta de sol no será hasta las 19:30 horas. El día es ya lo suficientemente corto para que no pasemos calor, pero quien sabe, de momento en mí balcón tengo una temperatura de 20,4 grados.
Me parece, que la campaña electoral que se nos presenta se va a basar en la economía, al menos es lo que ha estado sucediendo últimamente, pero me estoy dando cuenta que lo que realmente me interesa no está en el mercado. No puedo comprar amor, ni respeto, ni amistad, ni vivir en una familia feliz. No todo son problemas económicos.
Aunque puede parecer extraño e incluso contradictorio algunos de los problemas sociales son consecuencia de la prosperidad que tenemos, y no de la pobreza. Pongo a la obesidad como ejemplo, la cantidad de problemas que presenta como diabetes o enfermedades cardiovasculares producen más muertes que los accidentes de tráfico. Cuando éramos más pobres, la obesidad no era un problema.
Está claro que estos problemas no son graves comparados con la pobreza o el desempleo y, además, se pueden solucionar. La obesidad se puede combatir mejorando la alimentación y haciendo ejercicio. Sin embargo, algunos de los problemas de la prosperidad nos deberían recordar que no importa tanto cuánta riqueza tengamos sino cómo la usemos.
Estamos viendo como naciones que están teniendo un crecimiento económico, esté no representa un desarrollo social real. Tenemos necesidad de un progreso económico armonioso con una dimensión realmente humana. El desarrollo de una sociedad no se puede reducir a un simple crecimiento económico. El ser humano tiene unas exigencias de respeto a su dignidad personal, a una búsqueda sincera del bien común que no hay que olvidar cuando se proyecta el desarrollo de una nación. Tristemente, sin embargo, esto no suele ocurrir pues vemos que se producen a menudo desequilibrios incomprensibles y desastrosos.
Si consideramos el crecimiento sostenido de la economía, y analizamos los problemas que están relacionados con el progreso moderno, sin olvidarnos de la elevada contaminación y del consumo irresponsable de los recursos naturales y ambientales, es evidente que solo un proceso global que este atento a las exigencias de la solidaridad podrá asegurar a la humanidad un futuro estable de auténtico bienestar para todos.
Sé que muchos de los partidos que se presentan a estas elecciones están comprometidos con estos problemas y quieren contribuir a resolver estos problemas, pero para ello deberían de promover una cultura de la solidaridad y favorecer un desarrollo económico que este atento a las expectativas reales de las personas. Sólo si son capaces de unir ordenadamente un desarrollo económico, social y humano podrán conseguir una sociedad que sea libre y solidaria.

Feliz Día.

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