"Una cosa muerta puede ir con la corriente,
pero sólo un ser vivo puede ir en su contra." (G. K. Chesterton).
Buenos
Días: celebramos hoy a santo Tomás de Villanueva, amanecerá a las 08:05 horas
y la puesta de sol no será hasta las 19:30 horas. El día es ya lo suficientemente
corto para que no pasemos calor, pero quien sabe, de momento en mí balcón tengo
una temperatura de 20,4 grados.
Me
parece, que la campaña electoral que se nos presenta se va a basar en la economía,
al menos es lo que ha estado sucediendo últimamente, pero me estoy dando cuenta
que lo que realmente me interesa no está en el mercado. No puedo comprar amor,
ni respeto, ni amistad, ni vivir en una familia feliz. No todo son problemas económicos.
Aunque
puede parecer extraño e incluso contradictorio algunos de los problemas
sociales son consecuencia de la prosperidad que tenemos, y no de la pobreza. Pongo
a la obesidad como ejemplo, la cantidad de problemas que presenta como diabetes
o enfermedades cardiovasculares producen más muertes que los accidentes de tráfico.
Cuando éramos más pobres, la obesidad no era un problema.
Está
claro que estos problemas no son graves comparados con la pobreza o el
desempleo y, además, se pueden solucionar. La obesidad se puede combatir
mejorando la alimentación y haciendo ejercicio. Sin embargo, algunos de los
problemas de la prosperidad nos deberían recordar que no importa tanto cuánta
riqueza tengamos sino cómo la usemos.
Estamos
viendo como naciones que están teniendo un crecimiento económico, esté no
representa un desarrollo social real. Tenemos necesidad de un progreso económico
armonioso con una dimensión realmente humana. El desarrollo de una sociedad no
se puede reducir a un simple crecimiento económico. El ser humano tiene unas
exigencias de respeto a su dignidad personal, a una búsqueda sincera del bien
común que no hay que olvidar cuando se proyecta el desarrollo de una nación. Tristemente,
sin embargo, esto no suele ocurrir pues vemos que se producen a menudo
desequilibrios incomprensibles y desastrosos.
Si
consideramos el crecimiento sostenido de la economía, y analizamos los problemas
que están relacionados con el progreso moderno, sin olvidarnos de la elevada
contaminación y del consumo irresponsable de los recursos naturales y
ambientales, es evidente que solo un proceso global que este atento a las
exigencias de la solidaridad podrá asegurar a la humanidad un futuro estable de
auténtico bienestar para todos.
Sé
que muchos de los partidos que se presentan a estas elecciones están comprometidos
con estos problemas y quieren contribuir a resolver estos problemas, pero para
ello deberían de promover una cultura de la solidaridad y favorecer un
desarrollo económico que este atento a las expectativas reales de las personas.
Sólo si son capaces de unir ordenadamente un desarrollo económico, social y
humano podrán conseguir una sociedad que sea libre y solidaria.
Feliz
Día.
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