viernes, 13 de septiembre de 2019

Viernes 13 de septiembre de 2019.

"Una cosa muerta puede ir con la corriente, pero sólo un ser vivo puede ir en su contra." (G. K. Chesterton). 

Vamos a ver si el sol consigue, aunque sea por un momento, alumbrarnos y quitarnos de encima estas nubes que llevan días entre nosotros. Lo intentará desde las 07:41 horas hasta las 20:12 horas. Espero también que san Juan Crisóstomo en su día colabore un poco.
A pesar de lo mucho que me quejo de la sociedad en la que vivimos y de los problemas que le encuentro tengo que decir que no es “mala”. Tiene cosas positivas y negativas como todo en esta vida. Me ha tocado vivir en ella, y me siento muy feliz de hacerlo. 
Conozco a personas que pretenden distanciarse de la técnica y de las ventajas tan interesantes de nuestro tiempo. Conozco también, a personas que rechazan abiertamente nuestra civilización y desarrollan un cierto cinismo, mientras difunden una especie de pesimismo cultural. Estas actitudes, me preocupan pues llegan a engendrar un ambiente asfixiante que apaga cualquier tipo de iniciativa y apenas nos deja respirar y pensar por libre. Esas actitudes no parece que inspiren un amor auténtico hacia todo lo humano, ni transmitan la alegría de quien se sabe vivo. No se trata de despreciar los bienes de esta tierra. Se trata más bien de utilizarlos correctamente, con verdadero señorío y libertad.
Pero, ¿cómo es esa sociedad en la que vivimos? ¿Posee, alguna sensibilidad hacia otras cuestiones que atañen no solo a la economía?
Entre las muchas personas que conozco muchas vienen del antiguo movimiento “hippy”. Personas, que en su día decían: “¡No os dejéis engañar! La sociedad consumista no trae la libertad que tanto deseamos. Engendra más bien una nueva clase de esclavitud, que nos seduce a atarnos a un sinfín de cosas superficiales y superfluas…” Personas que en su día se negaron a acumular riquezas, que se despreocuparon de la construcción de este mundo, que deseaban no formar parte del “sistema”, personas que optaron por una vida alternativa, marcada por el “desprendimiento” optimista, la fiesta y la contemplación.
Pero esas personas que en su día siguieron los principios “hippies” no se esforzaron por fundamentar sus prácticas en una teoría. No consiguieron unir sus experiencias con una doctrina clara. De este modo, no lograron trasmitir sus valores a una nueva generación.
Sus hijos ya no rechazan la sociedad consumista, sino que están completamente inmersos en ella. En general no son revoltosos como sus padres. Son "buenos chicos", les gusta el dinero, y muchos de ellos "no se sienten capaces de forjar un futuro". Parece, a veces, que apenas tienen proyectos y metas personales, apenas aspiran a algo que no tenga que ver con el bienestar material, apenas expresan preguntas, inquietudes y preocupaciones.
Muchas de las personas con las que nos relacionamos todos los días viven su vida basándose en los restos de aquellos principios, lo que da a nuestra sociedad actual una particularidad interesante.

Feliz Día.

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