"Una cosa muerta puede ir con la corriente,
pero sólo un ser vivo puede ir en su contra." (G. K. Chesterton).
Vamos
a ver si el sol consigue, aunque sea por un momento, alumbrarnos y quitarnos de
encima estas nubes que llevan días entre nosotros. Lo intentará desde las 07:41
horas hasta las 20:12 horas. Espero también que san Juan Crisóstomo en su día
colabore un poco.
A
pesar de lo mucho que me quejo de la sociedad en la que vivimos y de los
problemas que le encuentro tengo que decir que no es “mala”. Tiene cosas
positivas y negativas como todo en esta vida. Me ha tocado vivir en ella, y me
siento muy feliz de hacerlo.
Conozco
a personas que pretenden distanciarse de la técnica y de las ventajas tan
interesantes de nuestro tiempo. Conozco también, a personas que rechazan abiertamente
nuestra civilización y desarrollan un cierto cinismo, mientras difunden una especie
de pesimismo cultural. Estas actitudes, me preocupan pues llegan a engendrar un
ambiente asfixiante que apaga cualquier tipo de iniciativa y apenas nos deja respirar
y pensar por libre. Esas actitudes no parece que inspiren un amor auténtico
hacia todo lo humano, ni transmitan la alegría de quien se sabe vivo. No se
trata de despreciar los bienes de esta tierra. Se trata más bien de utilizarlos
correctamente, con verdadero señorío y libertad.
Pero,
¿cómo es esa sociedad en la que vivimos? ¿Posee, alguna sensibilidad hacia otras
cuestiones que atañen no solo a la economía?
Entre
las muchas personas que conozco muchas vienen del antiguo movimiento “hippy”. Personas,
que en su día decían: “¡No os dejéis engañar! La sociedad consumista no trae la
libertad que tanto deseamos. Engendra más bien una nueva clase de esclavitud,
que nos seduce a atarnos a un sinfín de cosas superficiales y superfluas…” Personas
que en su día se negaron a acumular riquezas, que se despreocuparon de la
construcción de este mundo, que deseaban no formar parte del “sistema”,
personas que optaron por una vida alternativa, marcada por el “desprendimiento”
optimista, la fiesta y la contemplación.
Pero
esas personas que en su día siguieron los principios “hippies” no se esforzaron
por fundamentar sus prácticas en una teoría. No consiguieron unir sus experiencias
con una doctrina clara. De este modo, no lograron trasmitir sus valores a una
nueva generación.
Sus
hijos ya no rechazan la sociedad consumista, sino que están completamente
inmersos en ella. En general no son revoltosos como sus padres. Son
"buenos chicos", les gusta el dinero, y muchos de ellos "no se
sienten capaces de forjar un futuro". Parece, a veces, que apenas tienen
proyectos y metas personales, apenas aspiran a algo que no tenga que ver con el
bienestar material, apenas expresan preguntas, inquietudes y preocupaciones.
Muchas
de las personas con las que nos relacionamos todos los días viven su vida basándose
en los restos de aquellos principios, lo que da a nuestra sociedad actual una
particularidad interesante.
Feliz
Día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario