"Una cosa muerta puede ir con la corriente,
pero sólo un ser vivo puede ir en su contra." (G. K. Chesterton).
Hoy,
en el día de san Lorenzo Justiniano, vamos a tener sol desde las 07:34 horas
hasta las 20:25 y una temperatura que me da impresión, ahora, que será agradable.
El
presidente del gobierno en funciones presento las 370 medidas que piensa
aplicar si consigue gobernar, a primera vista lo que me llama la atención es
que si necesitamos 370 medidas es que no debemos de estar muy bien, pues son
muchas propuestas.
Otra
de las cosas que me han llamado la atención ha sido que para configurarlas a retocado
un poco el programa electoral del PSOE y a añadido algunas basándose en las
reuniones que ha tenido con multitud de asociaciones y grupos, con el fin de
conocer a fondo cuáles son sus puntos de vista, sus necesidades. Supongo, por
tanto, que Sánchez valora mucho a estos grupos y organizaciones, y lo que ellos
puedan decirle, al darles prioridad en algo tan decisivo como su posible
elección.
Puedo
poner en duda que ese enfoque sea sincero o también puedo cuestionar que estamos
ante una deliberada pérdida de tiempo, porque lo que persigue son unas nuevas
elecciones. Pero esto sería un juicio de intenciones. Así que voy a creer en la
sinceridad de la persona. Voy a quedarme con la idea de la importancia que el
presidente del gobierno otorga a estas representaciones de la sociedad civil.
Pero
claro, si repaso por encima con quien se ha reunido me doy cuenta que muchos de
esos grupos tienen una representatividad que se puede poner en duda. Colectivos
de la memoria histórica, grupos LGBTI, “mundo universitario”, “entorno deportivo”,
formación profesional, colectivos de la vivienda, profesionales de la sanidad,
ecologistas, mundo de la cultura, y un largo etcétera.
En
toda esa larga lista me encuentro con una gran ausencia, no he visto ninguno
que se encuentre en el entorno cristiano, que si echamos un vistazo a nuestra sociedad,
sin duda es uno de los más grandes en la sociedad española y que además suelen
ser básicos en la atención a las necesidades de las personas, en especial de
los más necesitados. Esos grupos cubren un amplio espacio de participación en
la vida social. Familia, escuela, deporte, sanidad y atención hospitalaria,
servicio a las personas de edad, dependientes, juventud, atención a los
necesitados, participación y educación cívica, comunicación y cultura,
universidad, inmigrantes, personas sin hogar.
En
definitiva, un amplio movimiento de solidaridad y participación ciudadana nada
retórico, por cierto, que es único por su carácter no corporativo, y que se
ocupa de lo que necesitan los demás. Y, esta es una diferencia sustancial que
se añade a su gran dimensión cuantitativa. No es un tema menor, porque en
nuestra sociedad la mayoría de las asociaciones se configuran legítimamente
para procurar su propio fin.
Por
ejemplo, a las feministas solo les interesa aquello que responde a sus objetivos,
lo mismo que otros muchos grupos sociales. Representan a sus propios intereses.
Está bien que así sea. La sociedad democrática necesita de la aportación de sus
diversos miembros. De hecho, gobernar es en buena medida de conciliar y
jerarquizar las demandas de los diversos grupos.
Pero,
precisamente por esto, encuentro importante reunirse con ese otro gran movimiento
como es el cristiano, que se dedica a servir al conjunto de la sociedad en
términos concretos, es decir, a través de sus diversos grupos y necesidades. Me
extraña que no se hayan tenido reuniones con ellos a pesar de su importancia ya
sea por su tamaño como con la calidad de los servios que prestan.
Según
mi entender, Pedro Sánchez, que intenta ser de nuevo presidente del gobierno de
todos los españoles, se olvida de una forma llamativa, incluso podría decir que
sectaria, del grupo cristiano. Los evita, los menosprecia, lo hace no por que
no tengan importancia ni porqué no representan a nadie, sino precisamente por su
importancia y representatividad. Sánchez viene a dar el mensaje que no le importa
nada lo que hacen por importante que sea, porque lo hacen en nombre de unas
ideas, de una fe que él rechaza para su sociedad. Se olvida, no le interesa el
bien que hacen ni sus puntos de vista sencillamente porque son cristianos.
Y,
lo que me preocupa es que si esa es la actitud de Pedro Sánchez ahora que
necesita acuerdos y llegar a consensos ¿cuál será su forma de actuar hacia esos
grupos cristianos si llega a gobernar?
Feliz
Día.
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