"Una cosa muerta puede ir con la corriente,
pero sólo un ser vivo puede ir en su contra." (G. K. Chesterton).
Hoy
en el día en que celebramos a san Mateo, Apóstol y evangelista vamos a tener
alguna dificultad en ver el sol, desde hace unos momentos lo esta intentando, 07:48
horas, pero no se si podrá alumbrarnos en algún momento hasta las 20:00 horas
que esa cuando se retirará.
El
otro día comentaba la influencia que tiene en nosotros la televisión y los teléfonos
móviles, y pasaba por alto la publicidad que nos rodea. Una propaganda que no
deja de estar presente mientras miramos la televisión o utilizamos cualquier aplicación
del móvil. Se nos ofrecen toda clase de productos para que los consumamos:
coches, viajes, ropa, comida… Si salimos a pasear y miramos a nuestro alrededor,
nos suele pasar que encontramos necesarias las cosas más excéntricas. Queremos
todo lo que nos muestra la publicidad y lo queremos ya. La propaganda actúa en nosotros
en todo momento, en cualquier medio de comunicación social, en los eslóganes
que oímos en la radio a cualquier hora del día, en los mismos supermercados, en
cualquier lugar nos encontramos con algún anuncio publicitario que nos incita a
consumir.
Las
personas hoy en día, muchas veces, vemos reducido nuestro horizonte vital al
solo consumo de productos, sin tener en nuestro futuro otro aliciente que ir sustituyendo
los objetos que poseemos por otros que son todavía mejores que los que tenemos,
que ya eran perfectos cuando los compramos. Lo podemos ver en los niños de hoy
en día, que teniendo muchos más juguetes que nosotros todavía desean muchos más.
¿Qué
hacer? No hay que rechazar absolutamente todo, hay que aprender a utilizar la
publicidad y la propaganda. No podemos ser tan ingenuos y pensar que el mercado
libre actuará según unos principios pedagógicos y formativos. Al mercado no le
interesa si una cosa es buena para un niño o no. Sólo le interesa lo que se
puede vender a un niño o para un niño. Está claro que las ofertas superarán siempre
nuestras posibilidades económicas y temporales. No podemos ni tampoco debemos
comprarlo todo. Hay que elegir. Y hay que hacer elecciones prudentes. Cada persona
tiene que tener su propio criterio, según su situación personal. Es preciso
también desarrollar un escepticismo sano ante la propaganda.
En
fin, es preciso aprender a decidir, a aceptar y sobre todo a renunciar.
Feliz
Día.
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