lunes, 16 de septiembre de 2019

Lunes 16 de septiembre de 2019.

"Una cosa muerta puede ir con la corriente, pero sólo un ser vivo puede ir en su contra." (G. K. Chesterton).

 Hoy el sol, parece que un día más va a intentar brillar desde las 07:43 horas hasta las 20:08 horas, vamos a ver si en el día de San Cornelio lo consigue.
He estado este fin de semana dando un repaso a las propuestas, que se conocen, para la formación de gobierno y no he encontrado ninguna que defienda la dignidad y la libertad de la persona, es posible, aunque lo desconozco, que haya proposiciones en las que se manifieste una idea del hombre distinta de la que mantienen los partidos mayoritarios. Pienso que si hubiera una actividad que de verdad quisiera una defensa de la libertad, de los derechos y de la dignidad de la persona, habría dado lugar, cuanto menos, a alguno iniciativa.
Para los que pensamos que el ser humano es algo más que una materia efímera, quienes creemos en la libertad del individuo, en la de cada individuo en particular, quienes creemos en cada persona, por el hecho de serlo, posee unos derechos fundamentales que son anteriores al estado, es normal que ante el panorama que se nos presenta nos sintamos desanimados.
¿Quién levanta la voz para defender la libertad de los padres a escoger para sus hijos la educación que quieran? ¿Quién alza la voz para defender la dignidad de persona en vez de hacer diferencias entre ellas? Ya se que de vez en cuando aparece alguna defensa puntual y aislada de algún político que habla con claridad y es posible que con contundencia, pero su partido como institución no lo hace, o lo hace con vergüenza.
Seguramente se me va a pedir, otra vez, el voto, y otra vez mantendrán una actitud pasiva, de silencio, de blandura, o incluso de complicidad ante el ataque a la dignidad del hombre. Ya se que luchan por aquello en lo que creen, que luchan por conseguir lo que piensan que es mejor para la sociedad en la que viven, lo se, pero también se que en nuestra reciente historia europea tenemos ejemplos de gobiernos que también deseaban lo mejor para sus ciudadanos y llevaron a Europa al desastre.   
En fin, voy a tener paciencia y esperar que si hay algún político que piense realmente defender la dignidad de la persona lo haga con valentía, que tenga convicciones sólidas, y luego que sea fiel a esas convicciones, que tenga el valor y la inteligencia necesaria para defender la libertad, los derechos y la dignidad de las personas. He de pedirle además que actúe en positivo, proponiendo soluciones siempre constructivas que sirvan y  sean útiles a todos los ciudadanos, sean cuales sean sus modos de vivir y de pensar y no separarlos con leyes y derechos diferenciados.

Feliz Día.

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