martes, 17 de septiembre de 2019

Martes 17 de septiembre de 2019.

"Una cosa muerta puede ir con la corriente, pero sólo un ser vivo puede ir en su contra." (G. K. Chesterton). 

Hoy, en el día en que celebramos a san Roberto Belarmino el sol nos alumbrará desde las 07: 44 horas hasta las 20: 06 horas, todo parece indicar que vamos a poder disfrutar de un buen día.
Ayer, mientras veía un rato la televisión me daba cuenta de cuantas cosas han cambiado en nuestra vida, cuantos cambios sociales se han realizado en los últimos decenios. El mundo, evidentemente, no es el mismo que era hace cuarenta años; las condiciones en las que vivo han cambiado mucho. No me estoy refiriendo sólo en una mejoría de lo que viene llamándose “nivel de vida”, sino en algo que es más profundo; se ha producido un verdadero cambio en el modo de vida. Y la televisión es algo de lo que ha cambiado nuestra vida. Tampoco los hombres jóvenes son los mismos a como era yo hace cuarenta años, perciben el mundo, sienten, piensan y reaccionan de otra manera.
Por eso creo que la forma en la que nos relacionamos con los más jóvenes debe ser distinta a como me relacionaba yo con mis padres o mis abuelos. Por la forma de actuar de muchas personas me da la impresión que piensan que la juventud es igual a la de ellos. Esto es un error, y puede ser, a veces, la causa de muchos conflictos.
Hoy en día, en nuestra sociedad, los niños por ejemplo, no son educables como antes.  Desde hace mucho tiempo, me he podido dar cuenta que ya no están sólo bajo la influencia de la familia y de la escuela. Hay muchos entornos que atraen a los jóvenes a los valores más contradictorios. Estos son, por ejemplo, la televisión, que ejercen una gran influencia sobre ellos y, por supuesto, también sobre nosotros.
Ayer por la tarde me daba cuenta que la televisión es, sin duda, la fuente principal de información y de deformación. Se consumen las noticias de todo el mundo, “realitys”, tertulias y películas sin parar. Muchas son las causas por lo que la televisión esta muchas horas encendida en nuestras casas. Esto hace que cuando un joven llega por primera vez al instituto su cabeza está llena ya de imágenes y de una visión del mundo que dependerá de que tipo de programas haya visto.
Incluso en los adultos se crea una imagen distorsionada de la realidad que les rodea, y cuando se enfrentan con la vida cotidiana se ven inmersos en un mundo que es inevitablemente menos emocionante que el de la televisión. Se encuentra la vida diaria lenta y aburrida puesto que normalmente no es tan dinámica como las de las películas.
Veo, entonces comprensible que se pueda tener ganas de huir, de volver cuanto antes a ese mundo fantástico de la televisión, y no se quiera salir de él. La televisión puede llegar a convertirse en una droga, lo veo todos los días en la necesitad de seguir las series o los “realitys” en el móvil, cuando se esta incluso paseando, o sentado en el banco de un paseo, da la impresión que mucha gente no puede estar solo consigo mismo, ni quince minutos.  
La televisión y el móvil no es un enemigo; no es necesariamente una "caja tonta". Puede ser un buen amigo, un instrumento eficaz al servicio de la cultura y de la educación. Leí una vez una frase que ya entonces me di cuenta que tenia razón: "La televisión hace a los listos más listos y a los tontos más tontos." Podemos aprovecharla bien.
Nos puede abrir nuevos horizontes y transmitir auténticos valores. Se pueden buscar los programas que nos muestren una televisión que esta hecha a la medida del hombre y no un hombre a la medida de la televisión, tendremos que aprender a ver la propaganda y la publicidad con ojos críticos; pero eso da también para mucho, tal vez para mañana.

Feliz Día.

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