"Una cosa muerta puede ir con la corriente,
pero sólo un ser vivo puede ir en su contra." (G. K. Chesterton).
Hoy,
en el día en que celebramos a san Roberto Belarmino el sol nos alumbrará desde
las 07: 44 horas hasta las 20: 06 horas, todo parece indicar que vamos a poder
disfrutar de un buen día.
Ayer,
mientras veía un rato la televisión me daba cuenta de cuantas cosas han
cambiado en nuestra vida, cuantos cambios sociales se han realizado en los últimos
decenios. El mundo, evidentemente, no es el mismo que era hace cuarenta años;
las condiciones en las que vivo han cambiado mucho. No me estoy refiriendo sólo
en una mejoría de lo que viene llamándose “nivel de vida”, sino en algo que es
más profundo; se ha producido un verdadero cambio en el modo de vida. Y la televisión
es algo de lo que ha cambiado nuestra vida. Tampoco los hombres jóvenes son los
mismos a como era yo hace cuarenta años, perciben el mundo, sienten, piensan y
reaccionan de otra manera.
Por
eso creo que la forma en la que nos relacionamos con los más jóvenes debe ser
distinta a como me relacionaba yo con mis padres o mis abuelos. Por la forma de
actuar de muchas personas me da la impresión que piensan que la juventud es
igual a la de ellos. Esto es un error, y puede ser, a veces, la causa de muchos
conflictos.
Hoy
en día, en nuestra sociedad, los niños por ejemplo, no son educables como
antes. Desde hace mucho tiempo, me he
podido dar cuenta que ya no están sólo bajo la influencia de la familia y de la
escuela. Hay muchos entornos que atraen a los jóvenes a los valores más contradictorios.
Estos son, por ejemplo, la televisión, que ejercen una gran influencia sobre ellos
y, por supuesto, también sobre nosotros.
Ayer
por la tarde me daba cuenta que la televisión es, sin duda, la fuente principal
de información y de deformación. Se consumen las noticias de todo el mundo, “realitys”,
tertulias y películas sin parar. Muchas son las causas por lo que la televisión
esta muchas horas encendida en nuestras casas. Esto hace que cuando un joven
llega por primera vez al instituto su cabeza está llena ya de imágenes y de una
visión del mundo que dependerá de que tipo de programas haya visto.
Incluso
en los adultos se crea una imagen distorsionada de la realidad que les rodea, y
cuando se enfrentan con la vida cotidiana se ven inmersos en un mundo que es
inevitablemente menos emocionante que el de la televisión. Se encuentra la vida
diaria lenta y aburrida puesto que normalmente no es tan dinámica como las de
las películas.
Veo,
entonces comprensible que se pueda tener ganas de huir, de volver cuanto antes
a ese mundo fantástico de la televisión, y no se quiera salir de él. La
televisión puede llegar a convertirse en una droga, lo veo todos los días en la
necesitad de seguir las series o los “realitys” en el móvil, cuando se esta
incluso paseando, o sentado en el banco de un paseo, da la impresión que mucha
gente no puede estar solo consigo mismo, ni quince minutos.
La
televisión y el móvil no es un enemigo; no es necesariamente una "caja tonta".
Puede ser un buen amigo, un instrumento eficaz al servicio de la cultura y de
la educación. Leí una vez una frase que ya entonces me di cuenta que tenia razón:
"La televisión hace a los listos más listos y a los tontos más
tontos." Podemos aprovecharla bien.
Nos
puede abrir nuevos horizontes y transmitir auténticos valores. Se pueden buscar
los programas que nos muestren una televisión que esta hecha a la medida del
hombre y no un hombre a la medida de la televisión, tendremos que aprender a
ver la propaganda y la publicidad con ojos críticos; pero eso da también para
mucho, tal vez para mañana.
Feliz
Día.
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