"Una cosa muerta puede ir con la corriente,
pero sólo un ser vivo puede ir en su contra." (G. K. Chesterton).
Después
del fin de semana volvemos otra vez a escribir, y lo estaremos haciendo con la
mañana un poco más avanzada, ya con el sol alumbrando, veremos la salida del
sol y después daremos los Buenos Días.
Hoy,
día de san Pedro Claver ha amanecido a las 07:37 horas y la puesta de sol será
a las 20:19, bastantes horas aún para que nos pueda dar bastante calor.
El
fin de semana es una ocasión para que nos podamos relajar y dejarnos llevar por
nuestros pensamientos, y dejarse llevar por nuestros razonamientos no siempre
es fácil. Cualquiera de nosotros que quiera pensar por su cuenta, ha de estar
dispuesto a ser inconformista. Cuando pensamos o como se suele decir
filosofamos, lo que hacemos es distanciarnos, no quiero decir que nos olvidemos
de los temas comunes, pero sí que nos alejamos de las interpretaciones comunes,
de la opinión publica o mejor dicho de la opinión “publicada” y de la
interesada opinión que pueden producir muchos medios de comunicación.
El
autentico hombre libre siempre ha ido contra corriente. La persona que busca y
que razona es la que ve lo que todos ven, y se atreve a pensar lo que quizá
nadie a su alrededor piensa. Para que esto sea posible es necesario que exista
libertad, pero más importante aún que la libertad exterior es la libertad
interior.
Y,
esto es importante, pues la libertad interior significa querer tajantemente la
verdad, y no dejarse ni adormilar, ni manipular por nada. Ya se que las
situaciones en las que se encuentre un hombre pueden estar a favor o en contra
de la libertad, que esas situaciones pueden ser la razón para que ésta aumente
o disminuya, pero esto no interviene esencialmente en lo que debe ser un acto
libre.
Así
que, una persona está condicionada, en cierto modo, por el país, la sociedad,
la familia en la que ha nacido, está determinada por la educación y la cultura
que ha recibido, por el propio cuerpo, por su código genético y su sistema
nervioso, por sus capacidades y sus límites y todas las frustraciones recibidas,
pero a pesar de esto es libre, es libre para opinar sobre todas estas
condiciones.
Un
hombre puede ser libre incluso en una cárcel, un hombre puede ser libre también
en un sistema totalitario, aunque las amenazas y el miedo disminuyan la libertad.
Puede mantener una creencia, un deseo o un amor en el interior del alma, aunque
externamente se decrete su abolición absoluta.
Termino
por hoy con una frase de Alexander Solzhenitsin: "¡Bendita prisión que me
hace reflexionar, que me hace hombre!".
Feliz
Día.
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