viernes, 10 de marzo de 2023

¡Me gustan los viernes! Toca pedalear.

 ¡¡¡Buenos días!!! 

Antes de dejar de hablar de la rotura de la pareja, me gustaría decir algunas cosas que se suelen confundir en la mayoría de los casos.

Una es la concepción cristiana del matrimonio, otra es una cuestión muy diferente. ¿Hasta qué punto deberían los cristianos intentar imponer sus opiniones sobre el matrimonio al resto de la sociedad incorporándolas a las leyes del divorcio? Mucha gente parece pensar que si uno es cristiano debería hacer que el divorcio fuera difícil para todos. Yo no opino lo mismo.

Al menos, sé que me molestaría si los musulmanes intentarán prohibirme beber vino. Pienso que se debería de reconocer honestamente que la mayoría de los españoles no son cristianos y que, por lo tanto, no se puede esperar que vivan cristianamente.

Según mi entender, debería haber dos clases distintas de matrimonio: uno administrado por el estado y cuyas reglas fuesen impuestas a todos los ciudadanos, y el otro gobernado por la Iglesia, cuyas reglas fuesen impuestas por ella a sus miembros. La distinción debería ser muy clara, de modo que cualquiera supiese qué parejas están casadas en el sentido cristiano y qué parejas no lo están.

Baste por ahora esto acerca de la doctrina cristiana sobre la permanencia del matrimonio.  

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