¡¡¡Buenos días!!!
Antes
de dejar de hablar de la rotura de la pareja, me gustaría decir algunas cosas
que se suelen confundir en la mayoría de los casos.
Una
es la concepción cristiana del matrimonio, otra es una cuestión muy diferente.
¿Hasta qué punto deberían los cristianos intentar imponer sus opiniones sobre
el matrimonio al resto de la sociedad incorporándolas a las leyes del divorcio?
Mucha gente parece pensar que si uno es cristiano debería hacer que el divorcio
fuera difícil para todos. Yo no opino lo mismo.
Al
menos, sé que me molestaría si los musulmanes intentarán prohibirme beber vino.
Pienso que se debería de reconocer honestamente que la mayoría de los españoles
no son cristianos y que, por lo tanto, no se puede esperar que vivan
cristianamente.
Según
mi entender, debería haber dos clases distintas de matrimonio: uno administrado
por el estado y cuyas reglas fuesen impuestas a todos los ciudadanos, y el otro
gobernado por la Iglesia, cuyas reglas fuesen impuestas por ella a sus
miembros. La distinción debería ser muy clara, de modo que cualquiera supiese
qué parejas están casadas en el sentido cristiano y qué parejas no lo están.
Baste
por ahora esto acerca de la doctrina cristiana sobre la permanencia del
matrimonio.
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