jueves, 2 de marzo de 2023

¡¡¡Buen jueves!!!

 ¡¡¡Buenos días!!!

Si lo pensamos un poco, nos daremos cuenta de que muchas veces lo que se quiere conseguir con el matrimonio es la respetabilidad que lleva consigo el matrimonio sin tener las ganas de pagar su precio: o sea, son impostores, hacen trampa.

Si continúan siendo unos mentirosos y están contentos, no tengo nada que decir ni que decirles, puesto que hay qué decir a personas que aún no desean siquiera ser honestas. Si por el contrario han vuelto a pensárselo y desean ser honestos, su promesa, que ya expresaron, los obliga. Y esto, como veis ya pertenece a la justicia, a querer ser justos.

Si una persona no cree en el matrimonio permanente, tal vez sería mejor que vivan juntos sin casarse antes que hacer promesas que no tienen intención de cumplir. Tengo que añadir que viviendo juntos sin casarse a ojos del cristianismo no lo están haciendo bien. Pero una falta no es enmendada añadiéndole otra: la falta de fidelidad no mejora añadiéndole el perjurio.

Si la única razón para estar casados, o sea para permanecer casados es la idea de “estar enamorados”, entonces no hay lugar en el matrimonio para una promesa o un contrato. Y es que, si el amor lo es todo, entonces una promesa no puede añadir nada, y si no puede añadir nada entonces es mejor no hacerla. 

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