martes, 28 de marzo de 2023

Termino, por ahora, con la eutanasia.

 ¡¡¡Buenos días!!! 

Lo que dije ayer no tiene nada que ver con el deber de alimentar e hidratar al paciente, lo que para mí es ineludible. Esto, que va a contribuir a ayudar en las funciones fisiológicas esenciales, según mi punto de vista no puede ser suspendido a menos, claro está, que no dé algún beneficio al enfermo, porque su cuerpo no esté en condiciones de absorberlo o metabolizarlo.

Sin embargo, lo que acabo de escribir, no es tampoco una anticipación de la muerte, sino que, pienso que se está respetando la evolución natural de la enfermedad crítica o terminal.

Si ahora volvemos al principio de lo que escribí ayer, es un hecho que vemos cada vez más, entre los enfermos graves o desahuciados, lo que es la inducción al sueño sin retorno. También voy a incluir aquí a los que no pueden respirar sin auxilio externo y deben ser “entubados”, hasta que les llegue la muerte natural prevista, ya en un estado inconsciente.

Para mí estos casos los encuentro como lícitos, y los considero como la supresión de la conciencia o sedación, con el fin de ofrecer a esas personas un final de la vida con la máxima paz posible y en las mejores condiciones interiores. Y esto, por supuesto, incluye a los niños y a los neonatos.

Sin embargo, tengo que decir, que cualquier administración que cause directa e intencionalmente la muerte es una práctica eutanásica y que es inaceptable.

Como habéis podido leer en estos dos días me reafirmo en mi posición a favor de la vida, que está basada en la ley moral natural. He intentado aclarar un poco las ambigüedades que viven a diario muchas personas y familias, que se encuentran continuamente expuestas a la “cultura del descarte” y que considero como inhumana. 

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