¡¡¡Buenos días!!!
No creo haber creado incertidumbre en vosotros al
dejar sin respuesta la pregunta con la que termine ayer, y es que el defecto al
que me refería, estoy seguro de que la mayoría de vosotros ya lo habréis
reconocido pues se trata del orgullo o la vanidad. Y por supuesto, estoy también
seguro de que sabréis que la única forma de controlarlo y vencerlo es por medio de
la humildad.
Decía ayer que cuanto más orgullo tenía uno más
aborrecía el orgullo de los demás. De hecho, el orgullo de una persona está en
competencia con el orgullo de todos los demás. Tengo que aclarar de que el
orgullo es sobre todo competitivo, no deriva de ningún placer de poseer algo,
sino solo de poseer algo más de eso que el vecino.
Solemos decir que la gente está orgullosa de ser
rica, o lista, o guapa, pero eso no es así. Están orgullosos de ser más ricos,
más listos o guapos que los demás. Es la comparación lo que nos vuelve
orgullosos: es el placer de estar por encima de los demás.
Veamos el ejemplo de lo que nos sucede con el
dinero, estaríamos entonces hablando de la codicia que hará que un hombre desee
el dinero, para tener una vivienda mejor, mejores cosas de comer y beber, unas
buenas vacaciones. Sin embargo, ¿qué es lo que hace que una persona que gane un
millón de euros al año desee ganar dos millones? No es la ambición de un mayor
placer. Un millón de euros le darán todos los lujos que una persona puede
realmente disfrutar. Es el orgullo… el deseo de ser más rico que otro hombre
rico, y, si cabe, aún más, el deseo de poder.
El orgullo es competitivo por eso cada vez pide más
y más poder. Sí, yo soy orgulloso, mientras haya otro hombre que sea más
poderoso, más rico o inteligente que yo, ese hombre será mi rival y mi enemigo.
Los cristianos tienen razón cuando dicen que es el
orgullo la mayor causa de la desgracia en todos los lugares y en todas las
familias desde el principio del mundo.
En fin, un tema este del orgullo que me puede tener
algunos días entretenido.
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