martes, 7 de marzo de 2023

¡A por el martes!

 ¡¡¡Buenos días!!! 

Lo que no termine ayer de mostrar es que el amor es una unión que es mantenida por nuestra voluntad y voluntariamente reforzada por la costumbre. En nuestros matrimonios esa unión está reforzada por la gracia que los dos cónyuges piden, y reciben, de Dios. Las personas podemos sentir ese amor incluso en los momentos en que no nos gustamos. Es lo mismo que nos sucede cuando nos queremos a nosotros mismos incluso cuando no nos gustamos.

Ese amor puede permanecer, incluso cuando cada uno, si se lo permitieran, puede estar enamorado de otra persona. Y es que el “estar enamorados” los llevo primero a prometerse fidelidad, y este amor más tranquilo les permite guardar esa promesa. Es esta clase de amor el que hace funcionar un matrimonio, y el estar enamorados fue la chispa necesaria para ponerlo en marcha.

Es fácil que algunos de vosotros no estéis de acuerdo conmigo y, diréis, claro está: “que no sé lo que estoy diciendo pues no estoy casado”. Es muy posible que tengáis razón. Pero antes de que lo hagáis público, os deberíais de asegurar de que me estáis juzgando por lo que sabéis realmente a partir de vuestra experiencia y por lo que habéis observado a vuestro alrededor, y no por ideas que habéis sacado de libros y películas. 

No hay comentarios: