¡¡¡Buenos días!!!
Con
demasiada frecuencia reconozco al acostarme que no he conseguido aprovechar el
día. He perdido el tiempo en una serie de televisión, en leer “noticias”
insustanciales, en conversaciones largas y, en muchas ocasiones, dañinas.
A
la mañana siguiente, al levantarme me gustaría no repetir los errores de ayer,
sino conseguir aprovechar todo el día. Sin duda es un buen propósito, pero alguien
en mi interior me dice: “no lo vas a conseguir, hoy perderás el tiempo como
ayer…”
Y
es que uno de los mejores y más baratos pasatiempos que tenemos muchas
personas, y es posible que casi todas, es el de “darle vueltas” al pasado. Nos
gusta revisar situaciones que hemos vivido, conversaciones, fracasos y éxitos.
Volver a recordarlos y martirizarnos con lo que podíamos haber hecho mejor o
felicitarnos por lo bien que lo hicimos aquella vez. Nos entretiene y es además
barato y fácil de hacer. Fantaseamos con las personas que nunca seremos.
Imaginamos qué hubiera sido si le hubiera dicho que sí a aquella persona
aquella vez. Si hubiera sido capaz de negarme, si tal vez no me hubiera
levantado de la cama aquel día… Una lista sin fin de escenarios que nunca
serán, pero que pudieron ser.
En
esos momentos en los que nos dedicamos a ver todo lo que pudo haber sido, pero
no es, todo lo que podría ser, pero no será… nos va llenando la cabeza y si nos
encontramos con la “guardia baja” nos pueden hacer daño. Quizás podemos pensar que,
en realidad, “nada importa”. Y que, todo eso que tenemos en la cabeza y con lo que nos
entretenemos no es real, por lo que mejor que dejemos de preocuparnos por esos
pensamientos.
Repasar
el pasado y ver las oportunidades que no se abrieron o soñar con el futuro y
sus posibilidades no nos llevará a ninguna parte, eso podemos llegar a pensar o
a lo mejor nos lo están diciendo. Y, no obstante, sabemos que somos más que
nuestro presente. Existe algo que se encuentra escondido bajo ese aparente pasatiempo
y es reconocer lo complejos que somos, lo frágiles que podemos llegar a ser y
el hecho de que somos una parte de algo mayor, de una historia que viaja con
nosotros y que nos esta continuamente abriendo horizontes que van mucho más
allá de lo que podemos soñar.
Se
trata de una experiencia que es real, que nos muestra lo que somos, no
obstante, quizás no se trate más que la complejidad de la que estamos hechos y
que nos hace ser algo más que un ser vivo.
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