miércoles, 24 de julio de 2019

Miércoles 24 de julio de 2019.

“Lo correcto es lo correcto, aunque no lo haga nadie. Lo que está mal está mal, aunque todo el mundo se equivoque al respecto”. (G. K. Chesterton). 

La tarde terminará a las 21:19 horas cuando el sol nos abandone y no será hasta mañana a las 06:56 horas cuando volverá para darnos luz y calor, mientras tanto vamos a disfrutar de la tarde y de una noche que esperemos sea un poco más fresca.
No es casualidad el descrédito y el desinterés que tiene la actividad política, tampoco lo es el desgaste y el aburrimiento de muchas personas ante el compromiso político. Se debe a un proceso que viene unido a la crisis que están experimentando las instituciones y a las muchas trasformaciones que sufre la sociedad moderna. Pero no siempre fue así.
Si tenemos en cuenta que lo político es el espacio de lo público, entonces es también un espacio de todos, que interesa a todos, que nos afecta a todos y al que todos tenemos de alguna manera en cuenta. Sabemos por lo tanto que en política se habla de lo que interesa a todos y que se apela a la razón de todos. Por lo que la política es un espacio para que todos participemos y por lo tanto es trasparente a todos.
Todo lo anterior de alguna manera lo sabemos, somos conscientes de ello, pero, hay normas, leyes, reglas de juego que hay que respetar para que pueda funcionar en la vida en común en la que se fundamenta la sociedad. Una de esas normas es que el espacio público esta delimitado, es distinto del territorio privado. Lo “público” y lo “privado” no deben enfrentarse, aunque en cada época y cultura puedan variar sus límites. Un peligro que siempre existe en la vida política es la oposición entre ambos ámbitos.
En nuestra tradición democrática hay un elemento central que nunca debemos olvidar; la igualdad de cada ciudadano, donde cada uno tiene los mismos derechos. Todos pueden hablar, proponer, contradecir, en igualdad de condiciones con todos y cada uno de los demás ciudadanos. A su vez, las personas designadas por todos para funciones públicas son responsables ante todos y deben dar cuentas de su gestión.
¿Dónde se encuentra entonces el problema con la política? ¿Por dónde empiezan entonces los problemas? Tal vez, si miramos lo que sucedía en la antigua Grecia nos podemos hacer una idea. Uno de los rasgos más significativos de la democracia griega era su carácter gratuito, se renunciaba al cualquier beneficio particular para ocuparse de lo político, se hacía gratuitamente o en algunas ocasiones con una especie de “salario mínimo”, evitando así cualquier búsqueda del beneficio personal. Pero claro, entonces había un problema, que solo los ricos podían dedicarse a la política, era una buena idea pero limitaba el acceso a la política a la mayoría de las personas.
Se han buscado durante toda la historia diferentes formas para solucionar este problema, y tal vez en la solución que se está dando ahora se encuentre la semilla del descrédito y el desinterés que se tiene por la política.
Podemos ver algunas de las soluciones que se han planteado durante la historia para saber hasta que punto la actual es la mejor, pero eso ya será otro día.

Feliz Tarde.

No hay comentarios: