martes, 23 de julio de 2019

Martes 23 de julio de 2019.

“Lo correcto es lo correcto, aunque no lo haga nadie. Lo que está mal está mal, aunque todo el mundo se equivoque al respecto”. (G. K. Chesterton). 

Ya estamos de vuelta, ha sido prácticamente una semana en la que hemos cambiado nuestras costumbres, y ahora, volvemos al mismo calor que teníamos y a unos minutos menos de sol,  un sol que esta tarde nos abandonará a las 21:20 horas y que volverá mañana a las 06:55.
He vuelto, y me vuelvo a encontrar con el mismo calor y el mismo debate político que deje, hoy y ayer lo he visto reflejado en la elección del presidente de la nación en el congreso de los diputados. He visto que se continúa adoleciendo en el discurso programático del presidente de un grave inconveniente: se trata del menosprecio por la familia, la maternidad, y la descendencia, también de la natalidad, uno de los mayores problemas que amenazan a España.
No entiendo muy bien ese silencio programático, no comprendo por que se margina el tema en la agenda política cuando se dice que hay un problema con la sostenibilidad de las pensiones a largo plazo. Ya se que los efectos beneficiosos del aumento de la natalidad necesita de al menos 25 años para que se puedan apreciar, pero por eso mismo se requiere empezar cuanto antes con una política que apoye a la familia y a la maternidad.
Es curioso que en el discurso en el que se muestra y se explica el programa que se piensa aplicar en la próxima legislatura se hable tanto de la muerte y nada de la vida, del nacer. Espero que este no sea el verdadero sentir de quienes nos van a gobernar pues España es el único país en Europa sin política familiar, por lo que se esta olvidando continuamente de los hijos y de lo que es su fundamento, la familia. ¿Por qué no somos europeos en esto? ¿Por qué nuestro feminismo termina donde empieza la maternidad? No me gusta que se corra “un tupido velo” sobre el tema.
Por cierto, sí que se habló aunque de manera superflua de las pensiones, pero se hizo con las palabras del manual de lo políticamente correcto, ni una sola palabra de lo importante: cómo pagarlas. Eso sí, se presumió de tener fibra óptica y que somos una potencia europea por esta razón, olvidándose en que quienes hacen grande a un país son las familias y el capital moral de sus gentes.
En fin, todo continúa en las mismas condiciones en que estaba antes de marcharme, unas condiciones en las que mucha gente continúa sin entender de que se habla cuando se nombre la ley natural.

Feliz Tarde.

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