viernes, 22 de agosto de 2025

Justicia Social.

     Bon dia a tots!!!

Estos días se está hablado mucho de la justicia social, algo que vuelve recurrentemente, sobre todo a raíz de unas declaraciones del presidente argentino Milei en el acto de cierre de un congreso de Iglesias evangélicas en el templo Portal del Cielo, en la provincia del Chaco, publicado por la Casa Rosada, hace solo unas semanas. 



Resulta interesante ver cómo para unos, la justicia social es una invención, que no sirve para nada, que estorba y que se convierte en refugio de ideologías. Y para otros es un punto más que necesario, rozando un absoluto y una bandera, con todos los riesgos, ventajas y desventajas, comprensiones, incomprensiones y reinterpretaciones que todo esto puede propiciar, olvidando en algunos casos el valor de la dignidad humana y del bien común, y mezclando causas menos importantes, esto tampoco lo podemos olvidar.

Para mi la justicia social es un irrenunciable pues se trata de una consecuencia lógica de mi amor al prójimo. Nosotros, los católicos, tenemos que ser capaces de reconocer que nuestra fe exige la justicia, y que la justicia necesita de la fe, y que ambas son inseparables.

Existe una corriente política que se está poniendo de moda, lo que significa también que está alcanzando el poder en muchas ocasiones, que tiene una idea muy particular de la justicia social y que tenemos que estar preparados para verla con claridad y con todas sus consecuencias.

Algunos de los párrafos del discurso de Milei nos pueden dar una idea clara de esta moda. Tengo que recordar que la justicia social, según la entiendo yo, incluye el principio de subsidiariedad, que valora los organismos intermedios entre el Estado y los ciudadanos, el principio de distribución equitativa de la riqueza y el principio de solidaridad con los más necesitados de ayuda, además de la función social de la propiedad.

Veamos cómo entiende Milei la justicia social, estas son algunas de sus afirmaciones: “Y en el fondo, ¿de qué se trata la justicia social? En el fondo, la justicia social no es ni más ni menos que envidia con retórica. Es decir, es la envidia disfrazada de algo bien pensante, pero no deja de ser un pecado capital”

“No debe haber nada más anti judeocristiano que la idea de la justicia social, porque la justicia social, básicamente, es robarle a una persona el fruto de su trabajo y dárselo a otra. Es decir, es la caridad impuesta por la fuerza, y la caridad no puede ser a punta de pistola

“La justicia social no sólo implica una violación de los derechos de propiedad, yendo en contra de la igualdad ante la ley, sino que también viola el primer principio fundamental de la economía, que es el principio de escasez”

“Lejos de ser un obstáculo moral, la riqueza puede ser vista entonces como una bendición para quienes sean fieles a los mandamientos. Y ni que hablar de la defensa de la vida”

“La ética del capitalismo moderno encontró en la tradición judeocristiana un terreno fértil para desarrollarse”.



Si hago una sencilla comparación veo que hay una enorme distancia entre la concepción de justicia social de Milei y la católica. Milei, cómo todo buen político, es un calculador y quiere dar varios mensajes, el que más interesante encuentro es que nos hace saber su distancia de la concepción de justicia social de la iglesia, y, por lo tanto, de las ideas de subsidiaridad y solidaridad que la impregnan. Otro mensaje que encuentro interesante es que les manda a las fuerzas políticas que comparten, aunque sea parcialmente, el principio de justicia social católico mostrando a su vez su modelo.

No es fácil entender la “justicia social” y puede ser un arma con muchos filos. ¿Por qué? Si parece una cosa sencilla. Acaso la justicia no es dar a cada uno lo suyo. La clave creo que se encuentra en que se trata de un movimiento que debe surgir de nuestro interior, pero nunca como un acto automático. La justicia es moral, es una cualidad práctica que se debe adquirir y practicar con los demás. La cuestión es que nadie puede hacerme justo, siempre puedo elegir ser injusto. Entonces si la justicia tiene que estar relacionada con los demás que necesidad hay de añadirle lo de “social”.

Lo que está sucediendo es que se niega a las personas la virtud de la justicia. Eso significa que se busca no que las personas sean justas si no que las leyes sean justas. Las personas ya no hace falta que practiquen la justicia hacia los demás. Cualquiera que sea la ley, si los ciudadanos la obedecen serán prósperos, felices y pacíficos. Se persigue qué ley positiva que se promulgue es por definición buena y correcta, y que tenemos derecho a lo que nos permite la ley, olvidándonos de nuestra visión de justicia.

Lo que se está intentando conseguir es una sociedad que se base en el éxito, no en la virtud y que se encuentre libre de las “condiciones” que posee la virtud de la justicia. Se intenta que lo que se dice en una ley sea justo ya que esa ley nos llevará al bienestar. Por lo tanto, en esa sociedad las personas no tendrían deberes, sólo derechos, algo no muy claro. Las personas no serían responsables de hacer nada. Tendrían derecho a recibir cualquier cosa que la ley les garantizase. El estado define qué es lo debido a todo el mundo. Si no tengo lo que me corresponde por derecho soy una víctima de la sociedad. Ella es responsable de mi condición.

Viéndolo así, un estado perfecto de justicia social garantizaría todos mis derechos, todos determinados en las leyes, pero no mí o por los actos virtuosos de los demás, sobre todo por los actos de justicia, fraternidad y caridad. Si se concibe la justicia social como un conjunto ideal de instituciones que van a tener el poder de encargarse de todos y cada uno de nosotros lo que se está haciendo es sembrar la semilla del totalitarismo.

Si yo digo que estoy “trabajando por la justicia social” y lo que estoy haciendo es crear un estado en el que todos y cada uno, especialmente los más desfavorecidos, serán dotados por nuestros esfuerzos estructuralmente orientados, estaremos equivocándonos respecto a lo que significa justicia. La justicia no se consigue automáticamente fuera de nosotros mismos. Su adquisición tiene que incluir las virtudes morales e intelectuales en su sentido propio. No podemos ayudar a otros a menos que entendamos que es la virtud de la justica y cómo se adquiere. Un régimen moderno de justicia social omite alguna relación real - ya sea la justicia, la caridad o la fraternidad - de una persona con otra

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