lunes, 31 de diciembre de 2018

Lunes 31 de diciembre de 2018.

“No puedes hacer una revolución para tener la democracia. Debes tener la democracia para hacer una revolución.” (G. K. Chesterton).

Último día de 2018, se nos acaba este año que con tanta ilusión empezamos hace, casi nada, y lo vamos a hacer con un sol que nos alumbrará desde las 08:19 horas hasta las 17:49 horas, y la temperatura es de 4,4 grados.
Como cada año nos llega el 31 de diciembre y como cada año me vienen a la memoria, no solo correr la San Silvestre sino una serie de pensamientos que ya son tradicionales en esta fecha. 
El primer pensamiento es el clásico, el de que el tiempo pasa, de que el año ha pasado como en un suspiro, y como él pasarán todos los que me quedan por vivir, ya sean pocos, o sean muchos; sean felices o sean desgraciados.
Y la pregunta que me hago año tras año es ¿Qué se ha hecho de las penas y de los problemas? ¿Qué  se ha hecho de las alegrías de este año pasado?
Cualquier cosa que nos haya pasado ya no puede volver, ni las penas ni las alegrías. De ellas sólo nos queda el mérito de haberlas sufrido o gozado con plena conciencia y con altura de miras, o, al revés, la responsabilidad de haber perdido el año sin haber sacado nada en claro. El tiempo pasa para todos, este año ha pasado para todos, nadie ha podido detener el reloj.
¡Cómo hubiese deseado alargar hasta el infinito esos momentos de felicidad¡ Sin embargo, pasaron para no volver. Ha pasado este año corriendo, volando; pero no ha pasado en vano. Muchos desearían que hubiese pasado sin dejarles huella, mas no es así. Todo el pasado queda sujeto en nuestra mente.
Otro de los pensamientos que también se vienen repitiendo y que cada año me resulta más divertido de esta noche es ver la cantidad de rituales que hacemos para despedir este año o dar la bienvenida al 2019.  Que si andar con una maleta… o darse un baño de rosas… o vestirse de tal o cual color… o comer 12 uvas… o poner una moneda dentro de tu calzado… todo esto para “despojarnos” de la mala suerte y “atraer” la “energía” positiva. ¡Hay que ver las cosas que cree la gente…!!!  Lamento tener que decirlo, lo siento, pero esto no funciona… y, encima de eso, lo sabemos.
Ya se que si miramos a nuestro alrededor y vemos a la gente que ha perdido su trabajo y que la economía es un desastre. Que la violencia y los crímenes están por todas partes y que nuestros políticos, en lugar de aliviar toda esta crisis parece que nos la complican. Y que la actitud general de mucha gente va desde la desesperanza hasta la desesperación. Ante tal panorama, no en balde se busca algo de qué aferrarse.
Pero por eso, pienso que la mejor forma para despedir este 2018 y comenzar el 2019 debería ser: Abrazar a nuestros seres más queridos y decirles que estamos con ellos, pero decirlo con palabras que nos broten desde dentro, que sean sentidas, que pesen. Y sonreír, no nos olvidemos de sonreír. La alegría es contagiosa y si yo estoy alegre, los que me rodean también lo estarán.
En fin, intentemos ser mejores el año que viene, ser mejores maridos o esposas, mejores padres o mejores hijos, mejores amigos: 2019 será un buen año si al final podemos decir que somos mejores seres humanos.

¡Muchas felicidades!

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