lunes, 10 de diciembre de 2018

Lunes 10 de diciembre de 2018.

“No puedes hacer una revolución para tener la democracia. Debes tener la democracia para hacer una revolución.” (G. K. Chesterton) 

Vamos a empezar esta semana que ya nos dejará en las puertas de las fiestas Navideñas y lo vamos a hacer con unas temperaturas durante el día excelentes para estas fechas, y es que el sol nos alumbrará hoy desde 08:09 horas hasta las 17:39 y a pesar de que ahora tenga en mí balcón una temperatura de 12,3 grados la fuerza de “nuestro” sol es tal que pasear por las calles de Pego será de lo más agradable.
Esta mañana mientras repasaba las noticias en las webs de los principales periódicos estaba reflexionando sobre como justifican algunos de los actos vandálicos que se han producido este fin de semana, y me parece que hay una forma de ver nuestra sociedad que esta muy extendida según la cual la moralidad de muchos de los actos que realizamos los valoramos según nos lo diga la ley civil. O sea, si la ley no lo prohíbe, si no hay penalización por ello, si incluso se apoya legalmente ¿por qué va a ser algo malo?
Ya se que muchas veces resulto extraño en mis comentarios, pero no lo soy, aunque puede ser que mí estilo de vida sea algo diferente. Hay que comprender algunas cosas por las que puedo parecer raro, por ejemplo yo entiendo que una ley ampare algunos actos pero eso no significa que para mí sea moralmente correcta. Nadie me llevará a la cárcel por ser un adultero o por abortar, o por ser no ser solidario con los pobres, pero el hecho que por cualquiera de esos actos no tenga responsabilidad penal no quiere decir que yo este de acuerdo con ellos o que los tenga que alentar.   
El problema que me planteo esta mañana es si me basta con no estar de acuerdo y callar, o tengo que decirlo. ¿Puedo decir que no aceptó esas actuaciones? ¿Y si lo hago, es normal que haya gente que encuentre extraño que lo haga? ¿Por qué el gobierno de turno diga que por abortar no voy a ir a la cárcel voy a aceptar que no pasa nada por matar a un niño en el vientre de su madre? Claramente no.
Estoy dentro de la ley. Pago mis impuestos, circulo según manda el código de circulación, me sujeto a las normas administrativas que existen… Pero creo que no puedo perder el sentido de lo bueno y lo malo según mis ideas morales. Y si tengo que objetar y negarme a algo pienso que debo hacerlo. Pero claro esto me sitúa en una situación en la que guardar un equilibrio va a ser complicado.
Lo complicado para una persona es poder discernir en cada situación concreta, por encima de intereses particulares o propuestas oportunistas, lo que realmente mejora al ser humano en su integridad y las características que han de tener los diversos organismos sociales y sus leyes para promover el verdadero bien común, y esto es difícil.  
Tenemos el problema que nos cuesta diferenciar entre el “bien común” y el “bien de todos”, así como no tenemos muchas veces claro cuando una ley pone en juego la dignidad del hombre. Pero, si se pone en juego la dignidad del hombre el principio de la mayoría no debería bastar.

Feliz y Dulce Día.

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