domingo, 9 de diciembre de 2018

Domingo 9 de diciembre de 2018.

“No puedes hacer una revolución para tener la democracia. Debes tener la democracia para hacer una revolución.” (G. K. Chesterton) 

Ayer fue un día para recordar y repasar como nos fue en la Maratón de Valencia del domingo pasado, y entre muchos de los temas que salieron a la luz uno es el que quiero resaltar esta mañana, una mañana que empezará a serlo a parir de las 08:08 horas que es cuando el sol aparecerá y un día que se transformara en noche a partir de las 17:39, un día que climatológicamente parece ser que será bueno, en mí balcón 12,2 grados, fresquito pero al menos por encima de los 10 grados.
Hablábamos ayer en el almuerzo que cuando corremos una maratón nos gusta,  cuando es posible, que nos acompañen nuestros compañeros en los últimos kilómetros para que nos den su apoyo, pero lo que quiero resaltar es que acompañar no es controlar.
Al igual que en los últimos kilómetros de una maratón en la vida es bueno que estemos acompañados pero tiene que ser un acompañamiento que se contraponga al dominio y a la imposición.
Es difícil acompañar a una persona y ser a la vez un apoyo y una ayuda pues se requiere paciencia y mucha sensatez sin olvidar que nos debemos adaptar al otro y respetar su libertad. En nuestra vida muchas veces nos encontramos en la situación de tener que acompañar durante un tiempo a personas que necesitan nuestro apoyo para tomar decisiones, algunas de ellas complicadas, cuando esto nos sucede hay que ser capaz de tener un diálogo que debe ser a la vez sincero y constructivo, muchas veces en ese acompañamiento tenemos que ofrecer un poco de información y como no de formación para ayudar en la toma de decisiones, y esa es una tarea complicada.
Formar no es controlar, es acompañar. Es como en la educación de una persona, que es fruto de una obra de artesanía y no se trata de una labor policíaca en la que tengamos que demostrar una autoridad. Si estamos de acuerdo de que es una obra artesanal estaremos de acuerdo en que se requiere tiempo, paciencia y mucha imaginación. Y, es que, si lo pensamos un poco nos daremos cuenta que no es lo mismo mandar que formar.
Muchas veces cuando se utiliza la autoridad, cuando mandamos, puede que convirtamos a esas personas en seres dóciles pero con una docilidad que en la mayoría de las ocasiones esconde rebeldía, y que un día explotará. En cambio si nos dedicamos a acompañarlas en su formación, las personas serán flexibles, serán capaces de recibir la información que les estaremos dando y entonces serán capaces de acoger y comprender lo que les estaremos diciendo.
Si alguna vez tenemos que enseñar algo a alguien, que estoy seguro nos sucederá pues todos tenemos algo que vale la pena trasmitir, si tenemos que formar a alguien el mejor sistema es acompañarlo en la enseñanza pues haremos a esas personas responsables de lo que les estamos enseñando y no estaremos creando personas dependientes.
Tenemos que ayudar a que cada uno desarrolle su personalidad y a que tenga unas ideas y convicciones fundadas y razonadas, de modo que, algún día podrá discrepar de nuestra opinión, nos lo debemos de tomar con normalidad pues entonces habremos sido unos buenos formadores.

Feliz y Dulce Día.

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