“No puedes hacer una revolución para tener la democracia. Debes tener la
democracia para hacer una revolución.” (G. K.
Chesterton)
Me estoy dando cuenta estos
últimos días que las personas ante un mismo “Buenos Días” reaccionan de diferente
forma, y anoche le estaba dando vueltas a la cuestión, pero antes os diré unas
cosas que pienso que todos entenderán de igual manera; el sol saldrá a las 08:04
horas y estará con nosotros hasta las 17:39, y que ahora tengo una temperatura
en mi balcón de 15,1 grados.
Yo creo que muchas veces
entendemos algo dependiendo del estado general en el que nos encontremos, de
nuestras convicciones, sentimientos, gustos y deseos. Escribo un “Buenos Días”,
y con ello lo presento a la vuestra aceptación o a vuestro rechazo, cada uno
tendrá su parecer sobre el tema, anteriormente a lo que le presente y este
parecer es consecuencia de su carácter anímico y, en general, no lo cambiará
ninguna de mis opiniones.
No quiero decir que no haya
una cantidad de pruebas suficientes para convenceros sobre algún tema, lo que
sucede es que no tienen de hecho un carácter irresistible. Pues, tal como están
las cosas, en medio de las numerosas obligaciones, de la confusión y las prisas
del mundo, y teniendo en cuenta las condiciones particulares, pocos tenéis
tiempo de ponderar muchas de estas cuestiones con un equilibrio justo, y de
decidirse después de una investigación sosegada y completa de las pruebas.
La mayoría tenéis que decidir
y decide mediante los principios de pensamiento y conducta habituales en
vosotros. Es decir, con vuestro juicio anterior sobre el tema, ese juicio que
ya teníais es el que os inclina hacia un lado u otro, y que da vuestra
interpretación.
Y esta es la manera como se
forma comúnmente nuestro juicio sobre los hechos que leemos, porque no puede
hacerse de otra manera. Pero los de mente inquieta tenemos que actuar, pero muy
raras veces disponemos de medios para examinar lo que nos garantiza la verdad
de las afirmaciones, la base de las cuales nos sirven para sacar conclusiones.
Y es aquí donde nos empiezan a
manipular, es cuando buscamos fuentes que sean de confianza cuando nos
encontramos a menudo ciertos medios de comunicación interesados, que aventuran
unas declaraciones provocativas, con la intención precisa de sacar a la luz lo
que piensa la gente sobre tal o cual punto; así averiguan la opinión general,
perciben la dirección que han de tomar para conseguir los objetivos que se han
propuesto y qué procedimientos son viables y seguros.
De la misma manera, que sucede
con la opinión que tenemos sobre los “Buenos Días” nos creemos o no nos creemos
noticias alarmantes o inesperadas, y actuamos de una manera o de otra, según tendamos
o no a creer con facilidad, sentir o no los deseos de que aquello suceda, dispongamos
o no de antecedentes, y estemos o no previamente informados.
Por eso, ante una opinión, se
juzga de tal o cuál manera según las personas deseen o no que sea verdad, estén
influidos o no por tal o cual modo de ver la vida, y tengan más o menos
conocimientos sobre el tema.
Decidimos de una manera u otra
según cómo se sitúa el supuesto hecho en relación con el estado previo de
nuestros conocimientos y sentimientos.
En fin, cada uno puede tener
una opinión pero todas no pueden tener razón.
Feliz y Dulce Día.
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