domingo, 16 de diciembre de 2018

Domingo 16 de diciembre de 2018.

“No puedes hacer una revolución para tener la democracia. Debes tener la democracia para hacer una revolución.” (G. K. Chesterton) 


Después de lo que tuve que madrugar ayer por culpa del entrenamiento hoy nos toca levantarnos un poco más tarde, es raro que esto pueda suceder un domingo por eso he aprovechado la ocasión, la salida del sol será a las 08:13 horas y estará con nosotros hasta las 17:40 horas. Por cierto la temperatura es de 12,3 grados.
Estamos viendo que cada vez más existe en nuestra sociedad una especie de desprecio a la autoridad, se esta dando a entender cada vez con mayor asiduidad que la autoridad no es la consecuencia necesaria del ejercicio del poder democrático  para mantener el orden necesario para el ejercicio de la libertad, en vez de esto cada vez hay más gente que opina que se trata de una imposición inoportuna e inconveniente.
Esta forma de entender el principio de autoridad se produce cuando se mezclan ideas mal asumidas que suelen proceder del anarquismo, que, yo entiendo que choca con la realidad en la que vivimos, que nos obliga entre otras muchas cosas al cumplimiento de la ley y a usar medios para hacerla cumplir.
Que exista la obligación de hacer cumplir la ley no quiere decir, como muchos alegan, que se tenga que perjudicar a los grupos sociales más desfavorecidos ni a los más marginales. Unir estos dos principios, el de autoridad  y el cumplimiento de las leyes es lo que debe caracterizar una política que quiera transformar nuestra sociedad. El problema nos aparece cuando, algunos de nuestros políticos, quieren, pero no saben, cometiendo entonces una doble injusticia, porque ni hacen cumplir las normas de convivencia, ni poseen las capacidades políticas y la eficiencia necesaria para facilitar la vida e integrar a los más marginados.
Indiscutiblemente, ya se que no es fácil, pero precisamente por esta razón conviene acercarnos a estos temas con humildad y prudencia, en lugar de actuar sin ningún tipo de reflexión. Voy a ver si pongo un ejemplo que lo pueda explicar mejor; sucede en Barcelona en relación con los manteros y el comercio de la ciudad. El ayuntamiento sabe que los manteros son inmigrantes, gente marginada y oprimida, y que merecen ser defendidos; y que los comerciantes son ciudadanos que merecen que se respeten sus derechos. No importa que los manteros sean la parte de una red internacional de comercio de falsificaciones e imitaciones, y los segundos sostengan la ciudad con sus impuestos y actividad económica. No se quiere ejercer el principio de autoridad por lo que tampoco se cumplen las normas establecidas.
El problema en este caso es claro: sin una asunción plena del principio de autoridad para mantener el orden cívico, la libertad se transforma en libertinaje que solo beneficia a los más fuertes en la calle, es decir, a los más agresivos, los que amenazan o practican la violencia.
Muchos de nuestros dirigentes no ven violencia, por ejemplo, en el desorden nocturno que impide el descanso de los vecinos, que causa intranquilidad cuando no miedo de quienes han de pasear por la calle a determinadas horas. Otro ejemplo podría ser el tener que soportar botellones que terminan con borrachos tirados por el suelo, discusiones entre grupos que terminan en peleas.
Si algunos de nuestros políticos no recuperan el principio de la autoridad para hacer cumplir las normas de las que democráticamente nos hemos dotado, para la convivencia y para elaborar aquellas otras normas que deben servir para afrontar los nuevos desafíos que se va encontrando la sociedad, si esto no se hace pronto, si no se restituye el orden cívico, no iremos por el buen camino.

Feliz y Dulce Día.

No hay comentarios: