sábado, 15 de diciembre de 2018

Sábado 15 de diciembre de 2018.

“No puedes hacer una revolución para tener la democracia. Debes tener la democracia para hacer una revolución.” (G. K. Chesterton) 

Hoy nos toca madrugar, ya que tenemos un entrenamiento a las siete de la mañana y hay que dar los "Buenos Días" un poco más temprano, ayer tuve una comida de esas que ahora se denominan de “empresa” y que resultó muy interesante, pero antes os diré que hoy el sol nos saldrá  las 08:12 horas y estará con nosotros hasta las 17:40, la temperatura es ahora de 12,2 grados.
Pues si, la comida resultó interesante, pues después de agotar el tema de las carreras a pie entramos en un tema que por repetido que lo tengamos estos últimos días siempre nos podemos encontrar con un matiz nuevo, me refiero al tema de la democracia y la forma de entenderla.
Ya se que nos hemos levantado muchas veces con el mismo tema pero esta visión me pareció que tenía un enfoque diferente, pues no nos referíamos a la democracia orgánica ni a la democracia popular, ni a la de contar los votos. Hablamos de ese sistema, que tan bien describió uno de los personajes más importantes del siglo pasado; Winston Churchill, cuando dijo que una democracia es; “cuando uno oye que alguien llama a la puerta a las 6 de mañana, sabe que es el lechero”.
Supongo que hemos entendido la frase, es decir, aquel sistema político donde se respetan la propiedad, la vida y los derechos, con lo que de momento ya dejo fuera del concepto de democracia a algunos países en los que hay procesos electorales, parlamento y partidos, pero en los que una llamada a estas tempranas horas supone un susto mayúsculo y un peligro real.
Ahora bien, fue complicado después de una buena comida acompañada con cerveza y con alguna mistela responder a la pregunta; ¿qué es la democracia? Se pueden encontrar muchos artículos y teorías que intentan explicar este fenómeno complejísimo, pero, siguiendo la norma de la sencillez y el sentido común tenemos que concebir la democracia como un conjunto de reglas que deben regular de forma estable la relación entre fuerzas políticas que son diversas y contrarias, de manera que éstas se enfrenten según unas normas convencionales y convenidas. El formalismo de este mecanismo nos garantiza que esta lucha entre contrarios se produzca de una forma pacífica y, en todo caso, sin otro roce que no sea el de la dialéctica.
Además, la democracia tiene sus “contenidos”: estado de derecho, carácter social, impulso de la igualdad, etc. Pero -y aquí reside el quid de esta cuestión- esos contenidos no son posibles sin una forma, de la que hablamos en la comida. El ejemplo que usamos fue el un líquido que si no está en algún tipo de recipiente se derramará.
Si nos paramos a pensar un momento nos daremos cuenta que la democracia nunca es “acción directa”, sino que se trata de una acción dirigida (y limitada) en los cauces que se establecen en las normas que hemos creado. Tampoco es, como podría indicar su nombre, un ejercicio directo del poder, ya que éste debe ejercerse a través de la representación. Por lo tanto, una ruptura traumática de las normas es antidemocrática por definición.
Lo que nos viene a decir que cualquier causa que queramos defender, por muy justa o urgente que pueda parecer, no puede hacerse a impulso de un voluntarismo subjetivo, sino por un procedimiento que esta regulado.
Todo esto nos salio a colación por el apoyo que esta dando Podemos a las manifestaciones ante los resultados en Andalucía con la llegada al parlamento de una fuerza política que a Podemos le parece peligrosa, es verdad que existe el derecho de manifestación y reunión, pero evidentemente deben estar regulados y limitados.
Hay un matiz más en esta cuestión: pueden hacerse manifestaciones en contra de los actos de un partido o grupo, pero no se pueden hacer manifestaciones por el hecho de que haya un grupo de personas que lo haya votado. Se puede protestar por el contenido, pero las formas son intocables, a no ser que se cambien desde sus propios mecanismos.
Lo que sucede es que estamos viendo con demasiada frecuencia que en España se están rompiendo las normas. Es más, y más grave: yo creo que no se enteran de que esto de la democracia es un asunto de normas.

Feliz y Dulce Día.

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