miércoles, 5 de diciembre de 2018

Miércoles 5 de diciembre de 2018.

“No puedes hacer una revolución para tener la democracia. Debes tener la democracia para hacer una revolución.” (G. K. Chesterton) 

Hoy el sol vuelve a repetir el horario de ayer, desde las 08:04 horas hasta las 17:39, parece que empieza a detener su lenta reducción del tiempo que pasa con nosotros. La temperatura  fresca, 12,4 grados, pero nos espera un día estupendo.
He terminado hace un momento de leer el “Buenos Días” de ayer, porque pensaba que le faltaba algo, y creo que le faltaba la utilización de lo que solemos llamar: Tener sentido común.
El “sentido común” es una buena guía para tomar decisiones, aunque nos encontramos, que por diversas circunstancias, se esta perdiendo. Ya se que es muy complicado hoy en día seguir a nuestro “sentido común” pues se nos presentan tantas propuestas, y que además están tan ideologizadas que hemos perdido la capacidad de juzgarlas rectamente y así poder distinguir en ellas lo que esta bien y lo que esta mal.
No hay forma de entender algunas afirmaciones que se usan y que se aplican como si se trataran de un dogma, no se puede defender la libertad de las personas usando medios represivos como son la violencia o la degradación de la persona.
Hemos convertido la verdad de las cosas en algo relativo, por lo que pierde su fuerza, resulta que ahora la “verdad” se convierte en “tu verdad” o “mí verdad” por lo que pasa ser una opinión, y cuando a una opinión le damos un poder político estamos creando una forma de gobierno despótico y sobre todo injusto.
Y cuando esa opinión se convierte en mayoritaria trastorna la sociedad convirtiéndola en absurda, pues va a reclamar unos derechos humanos atacando otros, incluso a los más básicos y elementales como el derecho a la vida y la dignidad de la persona, si se atacan los derechos más básicos estamos llevando a la sociedad a una continua contradicción y a que pierda su sentido común, como por ejemplo cuando se reclama el derecho al propio ejercicio de la libertad para decidir abortar o atacar a la justicia.
Cuando perdemos el sentido de lo que es la vida y de lo que ella contiene en sí misma nos situamos ante lo absurdo. Es esa regla que se esta poniendo de moda, esa regla  sin sentido que nos lleva a que tenemos que pensar lo mismo que la mayoría, pensar y actuar como todos, sustentar las mismas ideas, dar las mismas opiniones y adoptar los mismos criterios.
Se necesita una reflexión especial para romper con esos principios vacíos de contenido que nos estamos encontrando en nuestra sociedad. No nos podemos acomodar a esa mentalidad, no nos queda más remedio que intentar transformarnos y aplicar nuestro “sentido común” para poder desentrañar que es, lo bueno, lo agradable y lo perfecto, para aplicarlo en nuestro mundo.  
Y nuestra mente es la primera que ha de comenzar a hacer realidad esa reflexión. No hay peor corrupción que aquella que se fragua en la mente. Es mucho peor que la corrupción del corazón puesto que en ella se encuentra o la luz o la oscuridad.

Feliz y Dulce Día.

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