“La imparcialidad es un nombre pomposo para la
indiferencia, que es un nombre elegante para la ignorancia.” (G. K. Chesterton)
Otro
perfecto domingo que añadir a esa colección de días inolvidables, esos días en
los que todo esta bien, en los que se cumplen los objetivos que nos habíamos
propuesto y que nos dejan preparados para empezar la semana con ilusión.
Lo
que no quiere decir que un buen día no tenga en su interior un paso atrás.
Cuando se habla o se trata de un asunto importante, antes de hablar o de
escribir parece conveniente pararse un poco y dar un paso atrás. Si
recordamos, nos daremos cuenta que
muchas veces hemos dicho lo primero que se nos ocurrió. Mejor dicho, hemos
repetido sin ningún tipo de reflexión ni critica algo que hemos oído muchas
veces y que lo damos por bueno.
Si
esto nos sucede a nosotros en la tertulia con un café lo más probable es que no
pase nada. Pero si esto mismo lo hacen los que tienen por oficio pensar,
opinar, hablar o escribir públicamente, aquellos cuyo deber es orientar a los demás
es otra historia muy diferente.
Estas
personas, al igual que nosotros, no se pueden contentar con una primera
aproximación, con una visión simple y unilateral. Hay que pararse, reflexionar,
mirar las cosas desde varios puntos de vista, intentar ver si se excluyen o son
conciliables, si acaso tienen que integrarse en una visión abarcadora. Por eso
digo que hay que dar un paso atrás, tomar distancia, tomarse tiempo para tratar
temas importantes.
Casi
todo lo que se oye hoy en día en los medios de comunicación o se lee en los
periódicos nos muestra una escasez de pensamiento. Si se hubiese esperado un
poco, si se hubiese seguido mirando, si no se hubiese contentado con cualquier
cosa, sin duda habría acertado más después de poner a prueba lo que iba a
decir.
Dar
otra vuelta a las cosas, ensayar diversas perspectivas, poner a prueba las
ideas propias, no dar por supuesto lo que acaso sea verdad, pero dista mucho de
ser evidente. Es lo que puede dar alguna garantía de acierto, de lograr la
verdad, de entender la realidad. Hay «debates» que parecen dominados por la
ignorancia, la obsesión, el puro disparate. Se entablan polémicas estériles, en
que nadie tiene razón, en que los enfrentados van perdiendo, a fuerza de
exagerar y encasillarse, la poca que podían tener al principio y se condenan a
la esterilidad.
Una
de las cosas que me preocupan estos días es ver como proliferan los movimientos
ciudadanos que se basan en una “feliz idea” que se le ocurrió a alguien.
Alguien que se le ocurre una idea que le parece interesante y que se embarca en
ella y no ve más allá. Se atrinchera en su “gran idea” y va cada día un poco
más lejos, exagera su teoría, la declara incompatible con todas las demás,
reduce su campo de visión, no permite que entre en ella nada, cierra los demás elementos
que tendría que tener en cuenta. Si lo pensamos un poco, nos daremos cuenta que
ha renunciado a la razón.
Muchas
de las ideologías que en nuestro tiempo han adquirido enorme difusión y
aceptación, que tienen influjo social o político circulan sin ser repensadas,
puestas a prueba, en suma, entendidas.
Si
se desea popularidad, fama, poder, ése es el camino. Si se aspira a algo más
modesto, ver cómo son las cosas, comprenderlas, poner unas en relación con
otras, iluminar una parcela de lo real con esa luz que se llama verdad, hay que
dar un paso atrás antes de dar por buena una idea, dejar que entren en el campo
visual los elementos que están ligados a lo que se está considerando, y no dar
ninguna conclusión por definitiva.
Cuando
veamos algo con claridad, no hemos hecho más que empezar. Hay que seguir
mirando, pensando, avanzando hasta donde sea posible. Hay que renunciar a la
notoriedad, a que el nombre propio esté en boca de todos, a la fama, por
supuesto al poder.
Se
puede, en cambio, tener la tranquilidad de no haber confundido las cosas, de no
haber contribuido a la desorientación ajena, de haber permitido que se vean
algunas cosas claras, lo que muestra cuántas no lo están todavía, y por tanto
son una invitación a seguir pensando, con la seguridad de que no nos van a
faltar motivos para seguir con esta actividad apasionante.
Buenas
Noches.
No hay comentarios:
Publicar un comentario