“La imparcialidad es un nombre pomposo para la
indiferencia, que es un nombre elegante para la ignorancia.” (G. K. Chesterton)
Segundo día de cuarentena, de momento todo bien, que no
normal. Pues ni hemos entrenado, ni hemos participado en ninguna carrera, y
esto ya convierte a un domingo en anormal. Pero voy tirando, tengo muchas tareas
atrasadas, y a ver si en estos, de momento, quince días, consigo ponerme al
día.
Es complicado no escribir nada del coranavirus, así que
podría hablar de lo que se ha comentado en el café, pero es que no ha habido
café, solo un pequeño cambio de impresiones por whatsapp y nada más.
Aunque me podría quejar de la mala suerte que tengo con
el coronavirus, pues ya me he quedado sin la maratón de Boston y parece que
subir al Cabo Norte esta también complicándose, y todo en un año que debería
ser de un continuo movimiento. De dejar la seguridad y ponerme en marcha. Un
año en el que no debía de estar atado y tenía que salir de mi tierra
predilecta.
Supongo que no estaré solo en esta situación, que vamos a
ser la gran mayoría de las personas las que nos podemos quejar y ser negativos.
Lo malo es el negativismo, la negación sistemática te todo por culpa de este
virus.
El negativismo es la otra cara de esa actitud cordial
ante lo real, ante lo que nos sucede, que puede y deber ser crítica, negar lo
que se interpone a lo que queríamos, precisamente porque esta unida a lo que es
y tiene que ser, pero esa negación es limitada y es un instrumento para la
búsqueda de la perfección.
Vemos a personas que buscan algo a que oponerse,
descalificar, denigrar, difamar, destruir, que nace casi siempre de un profundo
descontento de uno mismo, no de lo que le ha pasado sino de lo que es. A veces
intentan convencerse de que la causa de lo que les pasa es su mala suerte, las
desventuras que han padecido, las injusticias de que han sido objeto. Pero esto
es falso, conozco a personas cuya vida es una larga serie de contratiempos y
privaciones, y que son ejemplos admirables de cordialidad, capacidad de
entusiasmo, incluso tienen ese fondo de alegría que viene de estar en paz con
uno mismo.
La vida humana se podría decir que es proyectiva,
consiste en anticiparse, inventar, innovar constantemente y, lo que hace que se
vea todo negativo afecta a todo eso y anula los proyectos que tengamos, atrofia
nuestra imaginación para mirar hacia delante. De ahí la horrible esterilidad de
todo negativismo, la inferioridad que asegura a las personas que se dejan
dominar por él.
No caigamos estos días en el negativismo sobre lo que nos
pasa. Menos peligroso es caer en lo contrario; falta de crítica, de rechazo de
lo indeseable, la benevolencia y el deseo de aceptar lo que nos pasa puede ser algo
peligroso; pero no produce el anquilosamiento, la paralización de las funciones
vitales. Cierta ingenuidad, una dosis de inocencia tiene riesgos evidentes pero
no es estar muerto, es una forma problemática de vida; y acaso, en cierta
medida, una condición de nuestra capacidad creadora y ver esperanza en el
futuro.
Buenas Noches
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