martes, 3 de marzo de 2020

Demasiadas normas.

“La imparcialidad es un nombre pomposo para la indiferencia, que es un nombre elegante para la ignorancia.” (G. K. Chesterton)



Otro día que llega a su fin, y lo hace después de haber soportado un molesto viento que no ha permitido que fuera todo lo agradable que podía haber sido.
El coronavirus continúa acaparando las primeras páginas de los periódicos digitales, con la compañía de los dos proyectos de ley que se han presentado en el Consejo de Ministros, de los que ya comentaré algo cuando tenga tiempo para echarles un vistazo y si encuentro algo interesante.
 A raíz de esto he podido leer que desde el año 1979 se han creado en España 364.267 normas, en año 1979 se crearon 2012 y en el 2018 casi cuatro veces más, 11737 normas. Son muchas para poder estar al día en lo referente a las nuevas leyes.
Tengo que decir que de alguna manera lo encuentro normal, pues tenemos muchas administraciones y mucha clase política y tienen que legislar. Pero tal vez lo estamos haciendo en demasía y duplicando las normas.
Dentro de todo este inmenso número de normas parece ser que son las comunidades autónomas con un 71,8% de las normas las que se llevan la palma, lo que hace más complicado estar al día del sistema normativo español. Otro dato: la CEOE calcula hay ya más de 100.000 normas activas de las que 2/3 son autonómicas.
La pregunta que tal vez nos deberíamos de hacer ahora es: ¿Cómo se ha llegado a esto? Una respuesta podría ser la necesidad de justificar la gigantesca cantidad de políticos y de la burocracia que llevan asociada, pero podríamos buscar otra respuesta como es la mentalidad estatista de nuestros políticos y el ánimo de control social que tienen, sin olvidarnos de la cantidad de legislación hecha a ritmo del titular periodístico sin entrar a valorar las consecuencias de esos “prontos” legislativos.
Aun así no voy a caer en el simplismo de personalizar en los políticos toda la culpa, que es mucha, la realidad es que es el sistema que nos hemos impuesto, en especial su última versión, el que genera esta gran cantidad de normas y leyes.
En esta sociedad tan progresista, la libertad es algo que siempre está bajo sospecha. Lo que más teme este sistema, es una sociedad construida en libertad, de abajo a arriba dejando a cada uno en su ámbito de actividad la capacidad de regularse y de decidir siguiendo un razonable sentido de subsidiariedad.
En definitiva, estaría bien que nuestros políticos se parasen un poco, que no legislarán tanto y que no se crean que son más listos que nadie por haber recibido un puñado de votos y que eso ya les permite decirnos desde la velocidad a la que tengo que conducir o que es lo que está bien y lo que está mal.

Buenas Noches.

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