lunes, 2 de marzo de 2020

Enfermedades emocionales

 “La imparcialidad es un nombre pomposo para la indiferencia, que es un nombre elegante para la ignorancia.” (G. K. Chesterton) 


Se me ha pasado el día en un “plis plas”, un sin parar, pero ya ha llegado la noche y es tiempo para descansar y mirar que es lo que ha pasado en este mundo que nos ha tocado vivir.
Veo que seguimos con el coronavirus, prácticamente esta en la primera página de todos los periódicos digitales, y todos coinciden en que irá a más.
Tendremos que estar alerta para ver como va evolucionando, sin embargo tengo la impresión que no son las enfermedades del cuerpo las que más nos amenazan, son las del alma con las que nos tendremos que enfrentar seriamente en los próximos años.
Ya se ven los primeros síntomas: falta de capacidad para encontrar motivaciones, falta de continuidad en nuestros proyectos ante la mínima frustración, controlamos cada vez peor nuestros impulsos, no regulamos bien nuestro propios estados de ánimo, somos cada día más incapaces de evitar que la angustia interfiera en nuestra facultades para empatizar y confiar en los demás.
Son síntomas, pero hay que empezar a tomar precauciones, tenemos que intentar mantener un saludable equilibrio entre las emociones y la razón, ya que si el cerebro no las controla, todo el tiempo actuariamos impulsivamente, y por el contrario, si no tuviésemos emociones, el cerebro pensante sería incapaz de tomar decisiones.
Hay que reconocer que la mayoría de nosotros ya experimentamos algunos síntomas, y creo que no hay que ser expertos para darnos cuenta, de que, cada día, la sociedad se está deteriorando más.
Es necesario que comprendamos que las enfermedades emocionales, tales como la depresión, la neurosis y la ansiedad, deben tratarse adecuadamente mediante el apoyo de un profesional, pero también, aplicar medidas preventivas como procurar vivir y crear un ambiente de comprensión, en el que exista estabilidad y seguridad en todo sentido. Por eso, es necesario hacer un serio examen de conciencia y saber reconocer si perdemos algunas veces el control con arranques de ira o hemos caído en tristeza profunda o si hemos tenido comportamientos extremos que hayan herido a los que nos rodean, para que hagamos el esfuerzo por vencer nuestro orgullo o temor y acudamos a algún grupo que pueda apoyarnos, porque, de nuestra salud emocional, depende el bienestar de quienes viven con nosotros.
Y, sin miedo, busquemos soluciones.

Buenas Noches.

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